Crisis: es la cuarentena, no la pandemia

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Rafael Lemus.

Por Rafael Lemus

2020-09-15 7:00:06

Los principales organismos internacionales, entre ellos el Foro Económico Mundial, Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial, identificaron como máxima que se debía “proteger la vida y los medios de vida de los ciudadanos”; no obstante, se experimentaron todo tipo de estrategias. Algunas naciones buscaron un solo objetivo (solución extrema) y mixtos, con diversas ponderaciones de ambos objetivos. La tarea académica de los economistas se ocupa en evaluar resultados y no en juzgar objetivos.

El presidente de la República y su gabinete han sido claros que su objetivo era salvar vidas, y “después levantamos la economía”. El mismo presidente adicionó: “todas las medidas que tomemos serán duras para la economía”. La receta fue cuarentena (confinar) como protección para la salud, la peor medicina para la economía. Bueno, ahora revisemos los resultados de la receta.

En materia de salud, el país entrega un resultado de 114 fallecidos de COVID-19 por cada millón de habitantes y el mundo una media de 112. Es claro que no somos ejemplo de gestión del COVID-19 y referente en salud en el mundo, como lo indicó el presidente Nayib Bukele (discurso del 15 de septiembre). Los casos de éxito por su impacto mínimo -en términos de fallecidos- lo exhiben en el mundo: Vietnam, Malasia, Taiwán, Singapur, Corea del Sur, Croacia y otras naciones, todas con menos de 7 fallecidos COVID-19 por millón de habitantes al 3 de septiembre 2020 (ver gráfica).

Un recuento rápido de daños económicos para el ejercicio de 2020, comprende: i) recesión de -8.6% en el PIB real; ii) más de 70 mil empleos formales perdidos; iii) pobreza se elevará a 40.2%, cerca de medio millón de nuevos pobres; iv) déficit fiscal de -14% del PIB; v) deuda pública se eleva al 92% del PIB. (Fuente de cifras: CEPAL y FUSADES).

El mundo tendrá una recesión de -4.9%. Es casi la mitad de la magnitud del desplome de la economía de El Salvador. En tal sentido, competimos en el grupo de naciones de Europa y América que están en el epicentro del desastre económico (ver gráfica).

El Gobierno colocó la economía en coma inducido. Su diagnóstico pos-COVID-19 es de recesión profunda e insolvencia fiscal (no podemos pagar la deuda). Es equivalente a una familia con nuevos desempleados y sin capacidad de pago de los gastos. Mientras el Gobierno mueve el show a otro lado, no se apunta a la magnitud del problema y encontrar soluciones, ni por error.

La interrogante lógica: ¿qué causó este desastre económico? No es el coronavirus en sí, sino la decisión del Gobierno de sacrificar la economía. Los funcionarios expertos en vender la cuarentena y obligar a cerrar las empresas, incluso usando la fuerza pública, ahora se muestran sin ideas o soluciones. El Salvador es calificado por la Universidad de Oxford como el segundo país de América Latina con más tiempo y restrictivo confinamiento. El cierre de las empresas generó nuevos desempleados y pobres, que en nuestro país, ello es muerte civil y pasar al mundo informal, un costo que no se debe subestimar.

La situación es endeble en salud y colapsados en lo económico. El virus no está bajo control y el rebrote es un escenario con una probabilidad no despreciable. Ello implicaría más fallecidos por COVID-19 y profundizar la recesión e insolvencia fiscal.

Destruir la economía es fácil y el Gobierno ha sido efectivo. Levantar la economía no es igual de fácil y rápido. La tarea requiere como mínimo: construir un clima de inversión, tomar la ruta de sostenibilidad fiscal y demás componentes de estabilidad macro, seguridad jurídica y respeto al estado de derecho.