Solos llegamos a la vida y solos partiremos. Abordamos el ferrocarril allá en una solitaria estación y no sabemos hasta dónde llegará nuestro viaje. En otra estación subirá ese desconocido ser que signaba el destino nuestro encuentro. Coloca su equipaje en el maletero y se sienta a nuestro lado. El trayecto es largo y promisorio. Por las ventanas del vagón vemos las florecidas llanuras que invaden de un dulce perfume la leyenda. Nos vemos a los ojos. Sonreímos. Decimos nuestros nombres. Parece que ya nos conocíamos o nos habíamos visto antes. Después nos contamos historias, algo sobre nuestras vidas y nuestra soledad. Luego estrechamos nuestras manos. Sentimos que nuestro acompañante es la persona esperada. Nos hacemos promesas de amor. Pasan los años en el esplendoroso viaje. Compartimos momentos felices y otras veces tristes. Llegamos a ser “una sola carne” en aquel romance estelar de la existencia. Juntos vivimos el triunfo y el fracaso; la risa y el llanto; la fe y la esperanza. Juramos no separarnos nunca. En fin, escribimos nuestra humana historia en las páginas del tiempo. Un día, empero, uno de los dos tiene que bajarse en una estación futura. Sentimos lo triste de la separación, pero prometemos volver alguna vez. El viaje continúa y damos gracias a la vida, por su boleto de ida y sin retorno, que nos dejó lo más hermoso. <palabrasbalaguer.facebook.com>
El esplendoroso y breve viaje de la vida
2020-03-26 2:23:41