Niños y COVID-19

Les recomiendo seguir las medidas propuestas por las autoridades de salud, evitando salir de casa y disminuir el riesgo esparcimiento del COVID-19 entre los grupos de riesgo; hacer buen uso de los insumos, como mascarillas, productos para lavados de mano y alcohol gel. Adopten medidas sanas dentro de sus casas

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Con esta medida se pretende evitar los grupos grandes de personas y prevenir la propagación del coronavirus. Foto EDH/ Yessica Hompanera

Por Mauricio Ernesto Flores Morales

2020-03-19 10:50:31

Estamos enfrentando un reto mundial en salud, una pandemia por el COVID-19. Una pandemia que traerá consecuencias sociales, económicas, políticas y sobre todo en salud pública. Debido al impacto que tendrá esta enfermedad, es importante conocer el comportamiento de la misma, así como los factores de riesgo asociados, manejo, evolución y pronóstico.
Por lo general, en la mayoría de las patologías infecciosas, son los extremos de la vida los grupos más propensos a enfermarse y presentar complicaciones; pero, de forma inusual, el COVID-19 ha demostrado tener una predilección por las personas de tercera edad y con enfermedades crónicas asociadas, sobre todo de tipo metabólicas, respiratorias y cardiovasculares. Hasta el momento, los reportes de casos en niños demuestran enfermedad leve con mínima o ninguna complicación. Ante esto existen muchas dudas sobre el comportamiento de la enfermedad en este grupo de población, ¿menor exposición? ¿Factores de riesgo diferentes? ¿Una respuesta diferente del sistema inmunológico?
Diversos artículos publicados en la base de datos de Wuhan, China, mencionan asociación de cuadros respiratorios severos en adultos por COVID-19 con cuadros de respuesta exagerada y alteración de la regulación del sistema inmunológico. La interrogante que surge es qué hace diferente a los niños de las personas de tercera edad y/o pacientes con condiciones crónicas de salud. La inmunosenescencia podría ser parte de la respuesta, pero aún hay muchos datos por evaluar.
La inmunosenescencia es el resultado de un desbalance entre mecanismos inflamatorios y antiinflamatorios en el cuerpo humano que sucede a través de la vida de un individuo. Básicamente nos indica cómo se va a desarrollar el envejecimiento del sistema inmunológico asociado a los diversos estímulos, tanto protectores (como ejercicio, buena alimentación) como deletéreos (enfermedades crónicas infecciosas y no infecciosas, malos estilos de vida y predisposición genética), provocando un estado de inflamación crónica. Este estado de inflamación crónica lleva a un estado de fragilidad inmunológica, lo cual vuelve susceptible a las personas a padecer diferentes tipos de enfermedades, aumentando el riesgo de letalidad. La literatura indica que la inmunosenescencia impacta mayormente a personas arriba de los 80 años y se asocia con una mortalidad de un 14%; actualmente los reportes de mortalidad por COVID-19 en mayores de 80 años es alrededor del 22%.
Los niños, por el contrario, se encuentran en un proceso de desarrollo inmunológico; tienen una mejor capacidad de regulación de su sistema de defensas cuando se presentan procesos inflamatorios y se observa una respuesta más efectiva contra agentes nocivos; pero esta maduración del sistema inmunológico es progresiva y alcanza niveles protectores como de un adulto alrededor de los 5 años. Esto indica que también son susceptibles a adquirir el COVID-19, pero con una evolución satisfactoria como lo indican las diferentes cohortes reportadas.
El aislamiento de los niños obedece a varias situaciones. Primero, como ya se ha reportado en las casuísticas, los niños pueden no presentar síntomas o tener una presentación leve de la enfermedad, pudiéndose confundir con otros cuadros virales como un catarro común. Segundo, el contacto cercano con otros niños en guarderías, escuelas y colegios hace más fácil la transmisión del COVID-19. Tercero, el aislamiento disminuye la probabilidad de que puedan tener contacto con personas de alto riesgo, como son las personas de la tercera edad. Por último, los niños tienen una alta capacidad de propagar el virus debido a la dificultad de acatar adecuadamente las medidas de higiene y mucho menos utilizar una mascarilla.
Finalizo recomendándoles seguir las medidas propuestas por las autoridades de salud, evitando salir de casa y disminuir el riesgo esparcimiento del COVID-19 entre los grupos de riesgo; hacer buen uso de los insumos, como mascarillas, productos para lavados de mano y alcohol gel. Adopten medidas sanas dentro de sus casas, adecuada alimentación, actividad física y dormir bien; disfruten el tiempo con sus familiares, disminuyen su estrés en estos días y protejan a las personas de alto riesgo de complicaciones, nuestros padres, nuestros abuelos.

Alergólogo pediatra

Presidente de la Asociación Salvadoreña de Alergia, Asma e Inmunología Clínica asmayalergias2008@gmail.com