Colaboración es la clave en el tema de las vacunas

La idea desde el punto de vista epidemiológico es alcanzar la inmunidad colectiva, y mientras más se tarde en conseguir más personas enfermarán y morirán. La inmunidad de grupo permitirá acabar con la pandemia y volver a la vida normal.

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Moriba conduce el balón durante un entrenamiento. Foto de carácter ilustrativo y no comercial. / https://www.fcbarcelona.es/es/futbol/primer-equipo/fotos/2104333/entrenamiento-13-04-2021

Por José María Sifontes

2021-04-16 7:13:09

Los países discrepan mucho en cuanto a la aplicación de la vacuna ?o vacunas? contra el COVID-19. En naciones desarrolladas y con muchos recursos como los Estados Unidos la aplicación es sumamente ágil y simple pues se hace en hospitales, clínicas, farmacias, gimnasios de escuelas y hasta en tiendas de campaña en parqueos y parques. Los ciudadanos sólo tardan minutos en el proceso, y pueden escoger la vacuna por la que sientan más confianza. Es como ir a poner gasolina a la estación de servicio. Con estas facilidades no es difícil comprender por qué ya tienen vacunados casi al 22 por ciento de la población con la primera dosis (en el caso de la vacuna de Johnson & Johnson una dosis es suficiente). El problema en los Estados Unidos y países europeos y que tiene preocupados a las autoridades e instituciones sanitarias es la gran cantidad de personas que no están dispuestos a recibir la inmunización. En los Estados Unidos, por ejemplo, existe una gran cantidad de población ?algunas estimaciones indican que hasta el 30 por ciento? que dice que jamás se pondrán ningún tipo de vacuna contra el COVID-19. Otra buena fracción dice que aún no están convencidos. Temen por los efectos secundarios, algunos con miedos realmente absurdos como que las vacunas modificarán su genoma y otros por efectos probables pero que ocurren muy raramente. Información sesgada y mala prensa han contribuido a esto.
En nuestras latitudes la situación es diferente. La inmensa mayoría de la población quiere vacunarse y, aunque existan preferencias en unas vacunas sobre otras, está dispuesta a inmunizarse con la que esté disponible. Esto implica una gran oportunidad. Los problemas aquí son de otro tipo, especialmente en cuanto a disponibilidad de vacunas y en las políticas y logística de aplicación. Se centraliza la aplicación con las consiguientes aglomeraciones y riesgos de transmisión y no hay colaboración entre entes públicos, autónomos y privados. La pandemia es problema de todos y todos deben colaborar para acelerar su solución.
La idea desde el punto de vista epidemiológico es alcanzar la inmunidad colectiva, y mientras más se tarde en conseguir más personas enfermarán y morirán. La inmunidad de grupo permitirá acabar con la pandemia y volver a la vida normal. La comunidad médica y paramédica, tanto pública como privada, está deseosa de colaborar. Esta colaboración traería grandes beneficios, entre ellos ahorro en tiempo y dinero. Abrir más espacios de colaboración beneficiaría a la población en su conjunto, especialmente a los que están a mayor riesgo. Hay un temor de que algunos utilicen la pandemia para obtener lucro. Habrá casos pues la ambición existe y de todo hay en la viña del Señor, pero la comunidad médica en general y las gremiales no están buscando beneficios personales ni de grupo, y ya han demostrado su vocación al arriesgarse más que el resto de la población. Muchos profesionales de la salud contagiados y fallecidos son prueba de su entrega.
Hay disposición generalizada de aplicar la vacuna sin ganancia económica. Es un deseo genuino de ayudar en un problema compartido. La gran industria farmacéutica está incluso vendiendo las vacunas a precio de costo, algunas por unos cuantos dólares, aunque las investigaciones hayan costado miles de millones. Claro, obtienen beneficios indirectos, como el prestigio que a la larga se traduce en incremento del precio de sus acciones. La cosa es que todos colaboren para el bien común.

Médico Siquiatra.