Cáncer y COVID-19 en El Salvador

Aunque el panorama parezca incierto, es necesario comenzar ya a crear las bases del programa y fortalecer progresivamente las actividades que ya se están realizando; el pueblo salvadoreño merece una mejor suerte… Padecer cáncer es una tragedia; padecer cáncer y ser pobre es una doble tragedia….

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Ministro de Hacienda, Alejandro Zelaya.

Por Rodman López

2020-10-21 5:50:29

La violencia y el cáncer son las causas más frecuentes de muerte en El Salvador. La FGR y la PNC dan cuenta de que en el año 2018 llegamos a tener 3,340 homicidios, 3,514 desaparecidos y 1,270 fallecidos en accidentes de tránsito. Hubo un promedio de 23 muertes violentas cada día.

El Observatorio Globocan de la Agencia Internacional de Investigación en Cáncer (IARC) de la OMS reportó en octubre de 2020 sus estadísticas de cáncer para El Salvador en 2018, cuando en una población estimada de 6, 411,557 habitantes, de los cuales 47% son hombres y 53% mujeres, habitan 20,416 personas viviendo con cáncer; los casos nuevos de cáncer fueron 10,326 (28 diagnosticados cada día), de los cuales 60% son mujeres y 40% hombres; hubo 6,222 fallecidos (17 cada día), de los cuales 40% son hombres y 60% mujeres.

En general, los cánceres más frecuentes son: mama 14.4% (1,487 casos), próstata 13.9% (1432 casos), estómago 7.8% (802 casos), cuello uterino 7 % (724), colon 6.6% (681) y otros cánceres 50.4% (5200 casos). Los que producen mayor mortalidad y son prevenibles son los de estómago (82%), cérvix y colon (50%), mama (25%), próstata (30%).

La CEPAL informó recientemente que la pandemia COVID-19 es la peor crisis sanitaria, productiva, económica y social de los últimos 100 años, cuyo impacto perdurará por lo menos 10 años: en el país se han perdido más de 190,000 empleos, se han cerrado más de 3,000 empresas, el PIB caerá al final del año un 9% (en 1980 cayó 8.6%), se producirán en el país unos $2600 millones menos durante 2020, el nivel pobreza pasará de 41.1% en 2019 a 52.1%, con pobreza extrema de 11.9%, con un retroceso de 30 años en los esfuerzos por mejorar las condiciones de vida de los más pobres, la deuda nacional llegará a final del año a un 92% del PIB y el presupuesto nacional 2021 llegará desfinanciado en $1 millón.

Los alcaldes del país han informado recientemente a la Asamblea Legislativa que ha habido cerca de 5000 muertos por COVID-19 o sospecha de covid durante los 6 meses de pandemia en 172 municipios hasta septiembre 2020 (unos 42 fallecidos cada día en todo el país).

Las autoridades sanitarias han alertado a la población para extremar el autocuido y al personal sanitario para preparar todo para atender la segunda ola de la pandemia, que en la mayoría de países ha sido peor que la primera en número de casos hospitalizados y muertos.

Peto un Programa Nacional de Cáncer es una deuda histórica que el país tiene con el pueblo salvadoreño. Actualmente la atención se ofrece en forma fragmentada: por un lado el MINSAL responsable de atender al 73% de los pacientes con cáncer (aproximadamente 15,000) en los Hospitales Rosales, Nacional de la Mujer y Bloom, Centro Nacional de Radioterapia (2 aceleradores lineales), con el apoyo de 2 ONG, la Liga Nacional contra el Cáncer (un acelerador lineal y un equipo de braquiterapia) y la Fundación Ayúdame a Vivir, esta última responsable de atender en el Hospital Bloom a la población pediátrica de 0 a 12 años, que son el 21.5% de la población, con el apoyo del Hospital St. Jude´s, de Memphis, Tennessee. Y por otro lado, el ISSS responsable de atender el 27% de la población con unos 5,500 pacientes con cáncer, y un programa bastante bien organizado que se inició en 1990, con todos los servicios esenciales para el diagnóstico y tratamiento incluyendo cuidados paliativos, que bien puede ser la matriz para formar nuevos profesionales y organizar poco a poco un programa nacional.

La esencia de un programa nacional de cáncer es la detección temprana de la enfermedad cuando puede tratarse con procedimientos sencillos y baratos y con un porcentaje alto de curación y el pilar fundamental para el diagnóstico temprano es el médico general bien entrenado, porque el diagnóstico se hace cuando el médico piensa en él, para esto necesitamos fundar la cátedra de Oncología a nivel de pregrado para que el médico en embrión se familiarice con la patología oncológica.

En segundo lugar formar especialistas en cada una de las disciplinas oncológicas en los servicios de cirugía y ginecología oncológica, oncología clínica, hematología, radioterapia, quimioterapia ambulatoria, cuidados paliativos y enfermería oncológica del ISSS, en número suficiente para cubrir las necesidades del país.

En tercer lugar, hacer programas de detección temprana de los cánceres más frecuentes y mortales: estómago, colon, cérvix y mama e iniciar programas de vacunación para prevenir enfermedades que predisponen a determinados tipos de cáncer como la infección por virus del papiloma humano en niñas de 9 a 13 años y contra la hepatitis B y detectar la infección por la bacteria helicobacter pylori.

En cuarto lugar, organizar los servicios de especialidades oncológicas en los centros de atención designados para ello, así como los servicios de apoyo endoscópico, radiológico, de laboratorio, pruebas moleculares, etc. y campañas permanentes de sensibilización de la población en la detección temprana del cáncer, clínicas de cesación del tabaquismo y un registro de cáncer hospitalario y poblacional. Realmente es una tarea titánica, que necesita mucho esfuerzo, mucha dedicación y mucho recurso económico; el gasto anual seguramente andará cerca de $100 millones.

Aunque el panorama parezca incierto, es necesario comenzar ya a crear las bases del programa y fortalecer progresivamente las actividades que ya se están realizando; el pueblo salvadoreño merece una mejor suerte…
Padecer cáncer es una tragedia; padecer cáncer y ser pobre es una doble tragedia….

Cirujano oncólogo