PUESIESQUE…cumplo con el compromiso de la segunda entrega de comentarios sobre la espeluznante entrevista televisiva que el 5 de julio de este año brindó el licenciado en ciencias jurídicas que desde el 1 de mayo de 2021, con motivo del golpe de Estado, ocupa ilegítimamente el despacho de la Presidencia de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y de la Sala de lo Constitucional (SCn/CSJ).
Para darme a entender les cuento que, reduciendo al máximo los conceptos, desde una perspectiva orgánica, los sistemas de control jurisdiccional de constitucionalidad se ajustan, en esencia, a dos modelos: el modelo estadounidense, cuyo establecimiento por vía judicial se atribuye a John Marshall (1755-1835), presidente de la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos por 34 años, y el modelo europeo-continental, diseñado en su versión inicial por Hans Kelsen (1881-1973), jurista y filósofo austríaco.
Pues en ambos modelos, la esencia del control jurisdiccional de constitucionalidad es precisamente garantizar la supremacía de la Constitución frente a leyes, decretos, reglamentos u otras normas y, por ello, sirve para limitar, sobre todo, las actuaciones de los poderes legislativo y ejecutivo.
De modo especial, el modelo europeo-continental fue diseñado para controlar a los entes legislativos: en otras palabras, los tribunales, cortes o salas constitucionales fueron inventados precisamente para controlar a las asambleas legislativas, parlamentos o congresos.
El Salvador, con sus matices, sigue el modelo europeo-continental, ya que ha establecido un tribunal especializado en el campo constitucional, la SCn/CSJ.
Sin embargo, el día de la entrevista, el licenciado que ilegítimamente ocupa la oficina de la Presidencia de la CSJ declaró, entre otras cosas que dan miedo:
• “(…) lo que la Asamblea ha hecho y haga está legitimado”: ¡ya adelantó criterio de que apoyará todo lo que decida la Asamblea Legislativa! ¡qué horror!
• Pocos minutos después, el entrevistador fue caritativo y dio al licenciado la oportunidad de lucirse, preguntándole si con su elección se podía esperar que el país contara con una justicia independiente, pero el licenciado, en resumen, contestó: “Han demostrado (refiriéndose a la Asamblea Legislativa) que quieren hacer bien las cosas, que tienen buenas intenciones, que lo único que les importa es el pueblo salvadoreño, pues entonces yo también voy en esa ruta”... ¡¿Qué?!...no lo podía creer: llegué a pensar que mi audición fallaba, por lo que volví a escucharlo varias veces y confirmé que el licenciado sí dijo eso, con lo que, en definitiva, ya adelantó que va “en la ruta” de la Asamblea Legislativa, lo que significa que está, en realidad, con la misma ruta que la Presidencia de la República.
Si para un humilde constitucionalista como este servidor escuchar semejantes declaraciones por parte de quien ocupa -así sea ilegítimamente- la oficina de la Presidencia de la CSJ y de la SCn/CSJ, equivale a sufrir una conmoción cerebral por accidente automovilístico a 200 kilómetros por hora, imagino que si en el “paraíso de los juristas” escucharon la entrevista al licenciado, ¡John Marshall y Hans Kelsen murieron de nuevo!
No alcanzo ni a conjeturar el terror tan abrumador, el estrés tan agudo o el horror tan extremo que las “almas” de Marshall y de Kelsen sufrieron al escuchar la entrevista al licenciado: para esas almas fue imposible sobrevivir a tales declaraciones, cada palabra fue como una puñalada a esos espíritus jurídicos. Por eso digo que el 5 de julio de 2021 ¡mataron a John y a Hans!
Así que, con esas declaraciones del licenciado, ¿todavía hay alguien en este país que piense que con lo sucedido el 1 de mayo se ha logrado garantizar una justicia pronta, cumplida, de calidad, independiente e imparcial? ¿Alguien cree que la tierra es plana?
P.D. La semana pasada una persona que se identificó como “magistrado López jerez” me escribió por WhatsApp. Honestamente, no creo que él me haya escrito, pues la sintaxis y puntuación, así sea por una plataforma virtual, es impropia de una persona que haya asistido a la universidad, no se diga de un magistrado de la CSJ. Por supuesto, ni he contestado ni contestaré a tales comunicaciones. Ahora bien, en el improbable caso de que el licenciado sí me haya escrito, respetuosamente pido que no me escriba: los temas institucionales se abordan institucionalmente, no por conversaciones en chats, ni por invitación a reunión privada. Y la iniciación de un procedimiento sancionatorio por motivos espurios no se soluciona con pretendidas explicaciones por chat, sino dejando sin efecto el procedimiento, que es lo moral, ética y legalmente procedente.
Abogado constitucionalista.