Tenemos mucho que aprender

Los franceses no veneran a personajes, sino a la Historia. Les reconocen, con sus cualidades y defectos, no por ser fulano o zutano, sino por ser parte de Francia. Por eso, Francia es lo que es: porque no destruyen, sino conservan todos sus tesoros de diferentes épocas, sin importar quién lo haya hecho. Una lección para aprender.

descripción de la imagen
Sigfrido Reyes y su esposa, Susy Rodríguez Hernández; son acusados por la Fiscalía de lavar $1.4 millones. Foto EDH archivo

Por María Alicia de López Andreu

2020-10-16 7:02:15

El Día de la Hispanidad se ha convertido en ocasión para la recriminación, la acusación absurda, el señalamiento de culpas y el lavarnos las manos acerca de nuestra propia ineptitud para convertirnos en países desarrollados, en lugar de ser lo que actualmente somos: países atrasados, corruptos e ignorantes, tras más de 500 años de haber recibido la oportunidad para civilizarnos.
No faltaron las quejas de los indígenas y de los indigenistas acusando a los Reyes Católicos, a Cristóbal Colón y a quienes llegaron a estas tierras en las carabelas, de haberles masacrado, esclavizado y robado sus bienes. Opino que, en lugar de alimentar rencores, deberían utilizar su historia para fomentar su identidad con el orgullo de la supervivencia, superándose a diario con esfuerzo y trabajo propios. Que esa identidad sirva para enriquecer nuestra salvadoreñidad (donde el 99.9999% somos mestizos) con los valores que la raza puede ofrecer, sin exigir privilegios, sino compartiendo sus vivencias para que, conociéndoles mejor, sepamos apreciarles debidamente. A la vez, que los indígenas puedan integrarse al desarrollo que produzcamos, para que, sin destruir sus raíces, disfruten de todo lo que la vida moderna puede ofrecerles. Arropándonos bajo nuestra Bandera azul y blanco, indígenas y mestizos por igual, nuestro país estará mejor.
Siempre he considerado a España como la Madre Patria. Me duele, pues, que, no sólo a los indígenas que quedan en nuestro suelo, sino, en general, se nos inculque un odio que, además de injusto, nos impide ver la realidad y luchar por superarnos. Lo que hayamos hecho en estos 500 años, los errores cometidos, son nuestra responsabilidad, no de España.
Me encantaría que, puesto que el Excelentísimo tiene su propio noticiero, su propio periódico, además de sus propios medios digitales que maneja a través del CONAB, los medios que son -o deberían ser- independientes, ya dejen de invitar a los funcionarios de gobierno a sus entrevistas y nos culturicen mostrándonos esas riquezas que poseemos, pero ignoramos, como son las comunidades indígenas salvadoreñas. Pero que las muestren sin sesgos políticos, tal y como son, con un afán de educarnos. Todos ganaríamos mucho. Porque, ¿de qué sirve vandalizar las estatuas de Colón o de Isabel la Católica, como en algún momento se ha pretendido?
Fernando Díaz-Plaja dice que el gran pecado de los franceses, la soberbia, ha hecho de ellos el referente cultural que constituyen como nación. Porque igual se enorgullecen de lo realizado por sus reyes, como por los revolucionarios que decapitaron a Luis XVI y a la Reina. Después también decapitaron a los cabecillas revolucionarios, incluyendo a Robespierre. Exiliaron a Napoleón en Santa Elena, pero lo enterraron en los Inválidos, en un mausoleo mundialmente famoso y las historias napoleónicas son reverenciadas. Igualmente sucede con los periplos de De Gaulle, de Petain, etc. Es decir, los franceses no veneran a personajes, sino a la Historia. Les reconocen, con sus cualidades y defectos, no por ser fulano o zutano, sino por ser parte de Francia. Por eso, Francia es lo que es: porque no destruyen, sino conservan todos sus tesoros de diferentes épocas, sin importar quién lo haya hecho. Una lección para aprender.
Agradezco sinceramente a la Madre Patria el haber llegado a estas tierras trayéndonos su sangre, que mezcló con la nuestra, su riquísimo idioma y la religión que, hoy más que nunca, tanto necesitamos.

Empresaria.