¡Feliz Año Nuevo! es una de las expresiones más comunes con la que externamos todos los buenos deseos que tenemos para nosotros y los demás al comienzo de un nuevo año y para que nuestros buenos deseos se conviertan en realidad es necesario meditar:
La felicidad no es algo que se logra al alcanzar una meta; es más bien la actitud con la que se lucha para alcanzarla. La felicidad no es algo que encontramos al final del camino; es más bien la fuerza que nos ayuda a avanzar paso a paso en la vida.
Las personas felices no son las que logran todo lo que quieren. Las personas felices son las que se sienten satisfechas de haber hecho su mejor esfuerzo por alcanzar lo que deseaban sin importar el resultado.
Las personas felices no son las que tienen todo lo que quieren; las personas felices son las que quieren y disfrutan todo lo que tienen.
La felicidad es esa fuerza con la que cada día luchas por realizar tus sueños sin dejarte desanimar por los obstáculos que encuentras para alcanzarlos, recordando que “no hay metas inalcanzables, solo personas que se desaniman y dejan de luchar por alcanzarlas”. Aquí es donde surge la pregunta: ¿Cómo puedo ser feliz?
Jesús, que es el maestro y el modelo a imitar si deseamos vivir una vida en plenitud, nos ha dicho: “Mayor felicidad hay en dar que en recibir”. Con esas reveladoras palabras nos ha mostrado el camino:
La felicidad no se encuentra en los resultados que logras sino en la intensidad de tu entrega y en la satisfacción de lo que das. El Maestro nos ha enseñado que lo que recibimos es directamente proporcional a lo que entregamos:
“Sean compasivos como su Padre es compasivo. No juzguen y no serán juzgados, no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den y se les dará; una medida buena, apretada, sacudida, rebosante pondrán en el pliegue de sus vestidos. Porque con la medida con que midan se les medirá”. (Lc 6, 36-38).
LEVÁNTATE CADA DÍA PENSANDO: ¿QUÉ ES LO MEJOR QUE TENGO HOY PARA DAR?
Hoy quiero dar mi mejor sonrisa, mi mejor saludo, mi mejor esfuerzo en los estudios o trabajos que realizo, mi mejor entrega en el servicio que presto a los demás y te asombrarás al final del día de lo feliz que sentirás.
“La alegría más intensa de la vida brota cuando se puede provocar la felicidad de los demás” (Exhortación Apostólica Amoris Laetitia #129)
Cuando Jesús le lavó los pies a sus discípulos y nos mandó a hacer lo mismo sirviendo a los que están a nuestro lado, nos mostró en qué consiste la verdadera felicidad y nos dijo: “Sabiendo esto, felices serán si lo ponen en practica” (Jn 13, 12-17).
Predicador católico
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