Erradicación de la pobreza en tiempos de pandemia

“Mientras la pobreza, la injusticia y la desigualdad persisten en nuestro mundo, nadie podrá realmente descansar”.

descripción de la imagen
El Estadio Cuscatlán en San Salvador. Foto EDH / Drone

Por Luis José Samayoa Rodríguez

2021-10-13 4:44:02

El próximo 17 de octubre se celebra el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza. En un mundo globalizado que más allá de la pandemia había venido gradualmente intentando mejorar económicamente, digitalizándose y buscando una mejora continua, se vuelve un escándalo moral y ético que aun existen muchas personas que vivan en extrema pobreza, en especial ante el compromiso de los países en el mundo con respecto a la agenda 2030 referente a los indicadores a cumplir para un desarrollo sostenible.
Actualmente, personas que viven en pobreza experimentan, no únicamente un problema económico-financiero, sino también la inexistencia de una riqueza humana, en donde las oportunidades puedan ser accesibles para todos/as las personas en el mundo, sin tintes sociopolíticos o estigmas de ningún tipo, sin rechazos ni discriminaciones por raza, sexo, etnia y demás características que puedan reflejar particularidades que caracterizan de manera especial a unos con respecto a otros.
Aunado a lo anterior, la vulnerabilidad a los derechos inherentes al ser humano es incuestionable e inevitable antes los altos riesgos que este gran sector de la humanidad sufre día a día.
Según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la recesión económica mundial aumentara la pobreza y el hambre especialmente en países con redes de protección social débiles. Asimismo, la pandemia que aún nos acecha dejó golpeadas las economías de los países, agravando aún más la situación. Del mismo modo, el Banco Mundial afirma que “por primera vez en más de dos décadas la tasa de pobreza extrema aumentará, con lo que se revertirá la tendencia que permitió sacar de la pobreza a cientos de millones de personas”. Además, el 30% de los nuevos pobres del mundo residirá en zonas urbanas, en comparación con el 20% de los pobres existentes.
Por tanto, se requiere de un trabajo exhaustivo de todos los sectores sociales, comandados por las instituciones estatales que poseen competencia en la materia, diseñando y poniendo en practica un plan de acción de políticas públicas, en donde la erradicación del problema no implique únicamente ampliar la riqueza económica, sino también la riqueza humana, es decir, mejorando en otros aspectos como las áreas de cultura, educación, salud, vivienda, para lograr un mejor desarrollo en todo sentido, ya que todas las personas necesitan más opciones y oportunidades para vivir la vida que valoran, superarse como ser humano y aportar su esfuerzo para la conservación de nuestra sociedad.
Posiblemente, muchos vivimos en países donde es posible encontrar un empleo, obtener buena educación e ir a hospitales de calidad. En otros, hay menos empleos de menor remuneración y el acceso a la salud y la educación es más limitado, pero si lo que de verdad buscamos es erradicar la pobreza, no podemos soslayar la desigualdad entre los países, ya que es un compromiso de todos/as, sin distinción alguna.
Que esta fecha nos genere un espíritu de fe, confianza y esperanza para sumar esfuerzos articulados y bajo la frase que el ilustre Nelson Mandela dijo: “Mientras la pobreza, la injusticia y la desigualdad persisten en nuestro mundo, nadie podrá realmente descansar”.

Abogado, Master en Tributación Internacional y Asesoría Jurídica de Empresas, Decano de la Universidad Nueva San Salvador