Reelección presidencial en Celeste

En El Salvador, una reforma como la del cuento servía únicamente para mantener de modo permanente un ambiente de sectarismo y polarización, con el objetivo que quien gane las elecciones presidenciales “se lleve todo”

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Imagen referencia. Foto Pixabay.com

Por S. Enrique Anaya

2021-01-27 6:15:03

PUESIESQUE, compartiré un cuento que me pasaron:
“Érase una vez, en un país llamado Celeste, donde chisporrotean los yunques, que un viernes, ya cerca de la medianoche, estaba reunida la que oficialmente se llama, por decreto ejecutivo, Comisión ad hoc para la Permanente Reelección Olística (que se abrevia COPERREO), un grupo de abogados a los que el Excelentísimo Líder NI-Kul ha encargado que se inventen una vía para la reelección presidencial, pero sin decir ni reconocer que lo es.
El Coordinador de la COPERREO dijo: “Camaradas, debemos buscar la forma que nuestro Líder NI-Kul se quede en Casa Celeste mientras el universo nos bendiga con su presencia”.
El Asesor Mayor contestó: “Recomiendo que hagamos una reforma constitucional para que el lapso entre presidencias sea de únicamente un período, y no de dos, como ingratamente dispuso la jurisprudencia constitucional”. El Coordinador respondió: “Es una brillante idea, Maestro, que por primera vez en la historia de la humanidad se dice. Entonces, ¿cómo nos aseguramos de que nuestro Líder NI-Kul pueda volver a ser presidente después de su primer período de 5 años?”.
Después de inhalar y exhalar con gran ceremonia, el Asesor Mayor explicó: “Ya lo pensé: después de los primeros 5 años ponemos como presidente a un testaferro que cumplirá sin rechistar los deseos y caprichos de nuestro líder; y, así, después de ese quinquenio, nuestro Líder NI-Kul volverá a ser presidente, pero para entonces, ya tendremos otra reforma constitucional para permitir la reelección presidencial indefinida. Lo aprendí de Venezuela, Nicaragua y de Rusia, esos faros que iluminan nuestro proceder”.
El Coordinador expresó con alegría: “Maestro, eso es para escribirlo en piedra. Se aprueba”.
Entonces, la Asesora Menor de COPERREO expresó: “Yo he estado pensado en esto, y creo que deberíamos ampliar el plazo del período presidencial a 6 años, en lugar de 5”.
Atónitos, los miembros de la COPERREO dijeron al unísono: “¡Qué maravilla! ¿Y cómo hacemos eso sin que quede en evidencia el propósito reeleccionista de nuestro Líder NI-Kul”?
La Asesora Menor explicó: “Fíjense que a mí me gusta mucho jugar con las piezas de Lego, así que pensé que si los diputados y alcaldes tienen períodos de 3 años, pues decimos que es necesario ordenar los períodos de elecciones, así que el presidente debe durar 6 años en el cargo; y para aparentar que es un mecanismo democrático, pues decimos que en cada elección de medio término existirá la posibilidad de consulta popular para revocar el mandato popular del presidente”.
La propuesta fue aprobada entre vítores y aplausos…”.
Cualquier coincidencia con la realidad es purita casualidad, pues ese cuento es ficción (errores ortográficos incluidos), pero al escucharlo pensé en lo que sufren países como Celeste, en los que las reformas constitucionales se diseñan como si las reglas jurídicas fueran piezas de Lego, fijando los períodos de funcionarios públicos como sumas y restas, obviando la historia y la cultura política del país.
Ya se imaginan que pasaría, por ejemplo, en El Salvador, si se llegara a aprobar una reforma constitucional como la que COPERREO aprobó en Celeste: en lugar que cada 15 años exista coincidencia entre elecciones presidenciales, legislativas y municipales, ello sucedería cada 6 años; y cada 3 años tendríamos un debate sobre la revocación de mandato presidencial. Pasaríamos eternamente en procesos electorales.
Así que en El Salvador, una reforma como la del cuento servía únicamente para mantener de modo permanente un ambiente de sectarismo y polarización, con el objetivo que quien gane las elecciones presidenciales “se lleve todo”. En resumen: una propuesta de reforma que nace de una visión autoritaria del poder.

Abogado constitucionalista.