Es un acuerdo prácticamente inesperado que acaba de ser firmado entre la Unión Europea y el Reino Unido el 24 de diciembre de 2020. Ese texto de 2000 páginas enmarca el acuerdo comercial que organizara las relaciones entre ambos actores a partir del próximo 1 de enero de 2021, a consecuencia de la salida del Reino Unido de la Unión Europea.
Después de 10 meses de negociaciones, el acuerdo comercial evita un “No deal”, con sus consecuencias aduaneras y comerciales que hubiesen establecido una relación conflictiva, al nivel comercial, con la Unión Europea. Pero, este escenario ha sido evitado: el acuerdo global contiene un pilar muy importante sobre la pesca y el acceso a las zonas marítimas. Se establece “una nueva repartición y oportunidades de pesca”. Este sector de actividades tiene una importancia política para varios países europeos tales como Francia, Países Bajos, Dinamarca e Irlanda cuando el tema tenía pinta de soberanía nacional para los británicos.
Se trataba de llegar a un acuerdo que prevé un periodo de transición de 5 años y medio hasta junio de 2026, al final de la cual los pescadores europeos renunciaron a 25% de sus pescas cuyo monto anual está evaluado a 650 millones de euros. El acceso a las aguas británicas será negociado anualmente. El periodo transitorio de 5 años es más largo que los 3 años pedidos por Londres pero más corto que los 14 pedidos en el principio de las negociaciones por Europa. Quedará por ser acordado el mecanismo de cálculo tanto como los precios aceptados para evaluar el monto de la pesca. Ahora bien, con ese acuerdo la Unión Europea ofrece un acceso inédito y sin derechos aduaneros tanto como cuotas, a su mercado de 450 millones de consumidores.
Los británicos tenían más que perder que la Unión Europea : exportan 47% de sus productos hacia el continente, cuando Europa difunde solamente 8% de sus mercancías. Obviamente, este acceso tendrá condiciones estrictas: para evitar una forma de dumping, las empresas británicas tendrán que respetar “reglas evolutivas” en materia de medio ambiente, de derecho de trabajo y de fiscalidad. Mecanismos están previsto para apoyar los sectores europeos que serán impactados.
El Primer Ministro Boris Johnson saludó un “acuerdo de libre comercio completo al igual del canadiense”, haciendo referencia al CETA que ha sido adoptado en 2016. Quedan pendientes las relaciones que conciernen los bancos y los servicios de seguros tanto como sobre los temas de política exterior o de defensa.
Ese acuerdo llega en un momento clave para el Reino Unido, aislado por una cepa nueva de la COVID-19, 70% más contagiosa que la de origen. La reacción de las autoridades británicas ha sido inmediata: se confinó de nuevo la población de varias regiones como Londres, el sureste del país y el país de Galles. Son 20 millones de personas impactadas por las medidas sanitarias que invaden el espacio económico.
El ambiente británico se había vuelto muy tenso estos últimos días, pensando que no se podría llegar a un acuerdo con Europa antes de la fecha fatídica del 31 de diciembre, cuando Gran Bretaña saldrá del mercado único europeo, a consecuencia del famoso “Brexit”.
El Reino Unido cuenta con 2,149,551 casos de contagio. Son 69,051 las personas que murieron del virus. Los últimos días, los contagios subieron a más de 39,000 casos al día, volviéndolo el país de Europa más impactado con la pandemia. La mutación del virus provocó una reacción fuerte del gobierno del Primer Ministro, Boris Johnson, a tal punto que el propio Ministro de la Salud, M. Matt Hancock, declaró que parecía “fuera de control” la nueva forma del virus hasta que se pueda lanzar un plan de vacunas. Obviamente, la reacción de los mercados financieros y bolsas fue negativa.
La situación que vive el Reino Unido tiene contrastes importantes: el inesperado “deal” con Europa no puede ocultar la forma de mala sorpresa que ha sido la revelación de la llegada de una transformación del virus: el SARS-CoV-2 se transformó en el VUI-2020 12/01, con un nivel de transmisión 70% más fuerte. Se está volviendo en el factor dominante en el Reino Unido. Su nivel de contagio preocupa no solamente los británicos sino que también los europeos reforzaron sus medidas de confinamiento y prevención de expansión de la pandemia y poco a poco prohiben la entrada de los viajeros proveniente del Reino Unido.
En el contexto de la pandemia, el Reino Unido se preparó a una relación nueva con su principal socio comercial: la Unión Europea. La London School of Economics pensaba que la conclusión de un “no deal” con los europeos hubiese costado más que la COVID 19.
Se prevé, por ejemplo, un aumento de los costos en los sectores agroalimentarios, importados de la Unión Europea. Aunque se logre antes del final de año un acuerdo comercial, no se podrá ocultar el hecho que un libre comercio no tendrá todas las ventajas del mercado único y contara con unos controles a las fronteras y formalidades administrativas. Pero a raíz del proceso del Brexit agravado por la crisis sanitaria, los sectores económicos han integrado en su modo de funcionamiento, una parte de incertidumbre que podrá ser corregida por convenios comerciales que el Reino unido pasara con varios países y regiones en el mundo. No se puede ocultar la recesión histórica de 11.3% en 2020, las cifras anunciada para 2021 son alrededor de – 6%. Sin duda, el Reino unido enfrenta una situación delicada, que mezcla política, economía y situación sanitaria. El acuerdo comercial con la Unión Europea, permite restablecer una forma de alivio inesperado que le permitirá abordar las preguntas que, sin duda, van a surgir sobre la propia unión del Reino Unido. De la fuerza de su unidad nacional tanto como la innovación de su sectores económicos dependerán su porvenir.
* Cifras del 24 de Diciembre de 2020