Importancia de los Acuerdos de Paz

Es históricamente necesario no restar importancia a la historia, y más aún cuando está ha marcado la vida social de un territorio e incidido, de manera permanente, en el destino de un país y sus habitantes. Es importante reconocer y recordar los procesos que llevaron a la resolución de un conflicto, sus actores, aciertos y desaciertos

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Jeffrey Epstein y Ghislaine Maxwell participaban en presuntos abusos ocurridos en distintas mansiones en Nuevo México, Palm Beach y Manhattan. Foto: AFP

Por Mario Pacheco

2021-01-28 3:53:15

Si bien en estos últimos días se ha resaltado el tema de los Acuerdos de Paz en El Salvador, debido a diversas posturas que mantienen dividida a la sociedad referente al tema, en esta columna realizaré un análisis sobre la importancia de los acuerdos, tomando como base el final de la Segunda Guerra Mundial y lo difícil que fue lograr entendimientos sólidos para la pacificación del mundo.
Partiendo de la premisa de que un acuerdo se produce entre seres humanos que representan partes en conflicto y que, como tal, es susceptible a equivocaciones, imprecisiones, aciertos, desaciertos, entre otros elementos que caracterizan al ser humano, los acuerdos tienden a ser perfectibles, es decir, pueden ser modificados en el tiempo en razón de las nuevas realidades y la situación geopolítica por que se atraviese en el momento.
Al final de la Segunda Guerra Mundial, entre 1945 y 1946, cuando ya la Alemania nazi comenzaba a verse derrotada, hubo un primer gran acuerdo a iniciativa de las principales potencias del bloque de los Aliados —Estados Unidos, Unión Soviética y Gran Bretaña—para crear la Organización de la Naciones Unidas (ONU) con el objetivo de generar mecanismos de entendimiento en términos de evitar un nuevo conflicto armado global como el que estaba por terminar; y así fue como el 24 de octubre de 1945, delegados de 50 países se reunieron en San Francisco para redactar la Carta Constitutiva de las Naciones Unidas, donde el liderazgo de esta nueva organización mundial lo tenían las principales potencias antagónicas entre sí, como Estados Unidos y la Unión Soviética, cada una con sus propios intereses, desconfianzas y temores. Sin embargo, existía un objetivo común y de mayor relevancia: detener el enfrentamiento armado que ya había cobrado muchas vidas en Europa y amenazaba con llegar a América.
Con el fin de la guerra llegó otro acuerdo: la repartición de Alemania, en la que la zona oriental fue dada a la URSS, y la occidental, a EEUU, Gran Bretaña y Francia; lo que sucedió después es ya ampliamente conocido en los registros históricos. La parte occidental de la Alemania ocupada logró un desarrollo más próspero bajo un ambiente de democracia; y la oriental, con un esquema comunista, cayó en un letargo, comprobándose posteriormente que, aunque existió un acuerdo imperfecto que trajo consecuencias negativas para muchos alemanes, era el que se necesitaba en aquel momento y que permitió salvar la vida de muchas personas alrededor del mundo. En términos geopolíticos significó también erradicar, de tajo, aspiraciones de conquista mundial a través de las armas y establecer un acuerdo global sobre el uso de armas atómicas, entre los líderes de las naciones vencedoras.
El fin de la Segunda Guerra Mundial se conmemora todos los años de varias maneras; por ejemplo en estos días se recuerdan los 76 años de la liberación de uno de los campos de concentración más crueles de esa conflagración, como es el de Auschwitz, que aún sigue siendo visitado por muchas personas alrededor del mundo para observar el lugar considerado un símbolo del horror de la guerra y sus consecuencias. Es importante señalar, al respecto, que en el 2020 la televisión estatal Alemana Deutsche Welle llevó a cabo una encuesta para preguntarle a los ciudadanos de ese país si se debía olvidar o no los crímenes realizados por los nazis.
Los datos fueron reveladores; a manera de ejemplo, a la pregunta de ¿cómo debería Alemania mantener vivo el recuerdo de los crímenes nazis? El 75% de los encuestados respondió que visitar un campo de concentración como Auschwitz debería formar parte del programa escolar, contra un 25% que opinó lo contrario.
En materia de cultura del recuerdo, la encuesta preguntó sobre los crímenes de la Alemania nazi y las respuestas fueron: Demasiado recordados 25%, Recordados adecuadamente 55%, poco recordados el 17%. El estudio concluyó enfatizando que la mayor parte de la población alemana quiere mantener el recuerdo de los crímenes nazis con el propósito de que las nuevas generaciones conozcan los horrores del pasado y evitar así que se repitan en el futuro. La canciller Angela Merkel dijo en una oportunidad que pesa sobre Alemania ser protagonista de ese horror y ofreció disculpas por el daño cometido a la humanidad.
A manera de conclusión se puede decir que es históricamente necesario no restar importancia a la historia, y más aún cuando está ha marcado la vida social de un territorio e incidido, de manera permanente, en el destino de un país y sus habitantes. Es importante reconocer y recordar los procesos que llevaron a la resolución de un conflicto, sus actores, aciertos y desaciertos; la diferencia entre lo pactado y lo ejecutado, pero sobre todo el rol que jugó esa generación para promover el diálogo sobre las armas y el legado que dejaron a las futuras generaciones.
No se trata solo de víctimas y victimarios, se trata de aprender que la promoción del diálogo, el ejercicio de las libertades, el respeto a los derechos humanos y la promoción de la convivencia, nos hará una mejor sociedad.

Periodista.