Conveniencias mal entendidas

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Diferentes texturas y diseños fueron creados por los habitantes de Ahuachapán en el Día de los Farolitos. Foto EDH/ Ricardo Flores

Por José Sifontes*

2018-09-07 10:02:59

Pena y preocupación. Sí, esos son los sentimientos que he experimentado desde que conocí la noticia de la ruptura de las relaciones diplomáticas de nuestro gobierno con Taiwán y la apertura simultánea con China Continental. Pena por la forma poco elegante, para no decirlo de otro modo, con que se le dio la espalda a un país amigo, que por décadas ha ayudado de todas las formas posibles a El Salvador. Taiwán nos ha apoyado en desastres naturales, en construcción y equipamiento de escuelas, con tecnología, con becas universitarias para jóvenes talentosos y de muchas otras maneras. Hable usted con exbecarios en Taiwán y sin excepción le dirán maravillas de lo que aprendieron y de la forma cómo fueron tratados. La ruptura abrupta, justificada por el potencial económico de la otra parte, me supo a deslealtad y desagradecimiento, dos de los peores defectos que se pueden tener. Me hizo recordar casos de las relaciones humanas en las que la novia frívola deja plantada a su pareja de años por otro, simplemente porque tiene más dinero. Criticable en las relaciones de pareja pero también en las relaciones entre países. Pena porque hemos quedado como una pequeña nación chantajista, sin ética y sin lealtades. Afortunadamente parece que nuestro aliado ha sabido distinguir entre lo que hace el gobierno y lo que siente la gente. Espero que se den cuenta de que la mayoría de salvadoreños no somos así, que sabemos apreciar a nuestros amigos y que entendemos lo que significa agradecimiento. Dicen que en política no hay amigos sino intereses y que la ayuda no era desinteresada. Es posible, pero ¿por qué se siguió aceptando ayuda si se sabía esto? ¿Quién queda mal?

Preocupación porque esta decisión nos ha puesto en medio de una batalla comercial entre las dos mayores potencias del mundo. Se nos ha utilizado para tocarle la cara a la mayor economía mundial, que de paso también ha sido el más importante aliado y socio comercial. Un acto poco inteligente, en especial para una nación como nosotros, con una tercera parte de la población viviendo en los Estados Unidos y cuya economía es dependiente de las remesas. Se argumenta que otros países se han alineado con China continental y que esa es la tendencia moderna. Sí, pero las relaciones de estos países con los Estados Unidos no ha sido tan significativa y crucial como la de nosotros. Preocupado por la posibilidad de un interés militar de China en nuestro territorio. La Historia indica que muchos de los conflictos bélicos comenzaron con guerras comerciales, que entre unos y otros hay solo un paso. Y la idea de quedar en medio de un conflicto armado, con parte de nuestro suelo como territorio enemigo, no suena para nada simpático. Se asegura que esto no es posible, que no hay que ser alarmistas, que nuestras leyes no permiten asentamientos militares foráneos y que esto garantiza que no los habrá. Parece bastante ingenuo, como si China en un momento clave fuera a tomar en cuenta lo que dicen nuestras leyes.

Puede que nada pase, pero el ser precavido y prevenir cualquier peligro es parte de la responsabilidad de todo gobierno. Sin embargo, nadie escucha y todas estas preocupaciones son desestimadas. Finalmente, si el interés fuese abrir los mercados a las exportaciones e importaciones no era necesario romper relaciones con Taiwán. Desde hace tiempo exportamos a China Continental y muchos salvadoreños tenemos teléfonos Huawei.

Médico psiquiatra