El suicidio del pensamiento

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Por Luis Enrique Contreras Reyes

2018-06-21 8:02:16

Ortodoxia es un ensayo del escritor inglés G. K. Chesterton, publicado en 1908, el autor plantea magistralmente diversas situaciones humanas que están vigentes en nuestros días. Explica cómo el hombre ha sido invadido por una cultura materialista, dando pie a diversas limitaciones humanas donde se vuelve víctima de una falsa humildad en la que duda de todo, de su esfuerzo, de su capacidad de aprendizaje… el menester filosófico de buscar la verdad está en decadencia y vemos un avance descomunal de la mentira en muchos países cuya etiqueta de naciones desarrolladas le queda grande a su ámbito humanístico.

Un pernicioso relativismo amparado por una libertad mal entendida se ha esparcido en las mentes de los hombres llevando a sociedades enteras a prescindir de la dignidad humana, creando con esto un efecto negativo avasallador; que entre sus consecuencias podemos mencionar: de como el don de la vida se ha convertido en un harapo sin valor alguno. La legalización del aborto y varios de sus promotores con carteles que dicen “hoy comeremos fetos” son lúgubres escenas de como paulatinamente perdemos el calificativo de humanos. Decía G.K. Chesterton que: “se habla constantemente de libertad para no hablar de lo que es bueno y lo que es malo”. Vivimos una época en la que ya no apelamos a la racionalidad ética; escuchamos frases como “no seamos moralistas,” “rompamos las reglas,” ¿Desde cuándo equivocarse se convirtió en correcto? ¿En qué momento el mal trasformó su esencia en bien?

Habitamos en tiempos extraños… en los que vivir en el error, regirnos por conductas erradas y pisotear derechos fundamentales de otras personas, es porque nuestra “libertad” nos lo permite. Las ideologías buscan imponerse sobre la naturaleza y la realidad de las cosas, para validar sus ambigüedades erráticas… atacan las tradiciones porque son las que mantienen vinculadas a las personas a un orden natural y al escindir este lazo conductor de vida, los convierten en carne de cañón que fácilmente pueden ser adoctrinados con una ingeniería social plagada de mentiras.

Un rampante pragmatismo hace creer a los hombres que no debemos preocuparnos por la verdad, que solamente es necesario retomar aquello que nos es practico a la conveniencia individual o a grupos colectivos específicos. Aquí la política ha sido corrompida por esta distorsión de la realidad en la que se imponen caprichos personalistas convirtiéndolos en leyes que nos afectan a todos.

Al no respetarse la naturaleza de las cosas, al desechar verdades esenciales y objetivas, las políticas encaminadas a crear un bienestar en la población de los países se edifican en equívocos; estos se enquistan en una sociedad enferma, la cual está condenada a perecer. Masas de personas automatizadas van germinando, grupos numerosos de individuos que nunca buscaron en el diccionario el significado de la palabra “progreso” falsean la realidad, coaccionando agresivamente a quienes no comulguen con sus ideas trastocadas.

El intelecto, la capacidad racional humana de diferenciar lo bueno y lo malo se ven agonizantes, por un suicidio del pensamiento que se multiplica y esparce aceleradamente a más personas, que dimitieron de su facultad de pensar y adormecieron sus conciencias. Estos son adoptados fácilmente por una matrix de ilusión colectiva de la que algunos se lucran política y económicamente, haciendo un festín por haber sepultado a la ética y la moral de la vida del hombre.

Qué profético fue G.K Chesterton al vaticinar esta involución humana de pensamiento, una abolición de la inteligencia que nos está conduciendo a senderos oscuros y sin sentido. Platón se indignaría al ver que el hombre en lugar de salir de la caverna, regresó a ella, se encerró y ha puesto candados difíciles de romper. Es imprescindible encontrar la llave de esos candados y enrumbar este mundo loco, que ha sustituido la excelencia por la mediocridad, el triunfo por la derrota, lo trascendente por lo trivial… y demostrar inequívocamente por qué nos hacemos llamar humanos.

Analista político
@LuisSaxum.