Guatemala, ¡mi querida Guatemala!, sentido pésame

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El Presidente Funes viajó en un vuelo privado a San José dos Campos, en las afueras de Sao Paulo, junto con empresarios salvadoreños y brasileños, para conocer la fábrica de aviones EMBRAER, de donde regresó entrada la noche. Foto Capres

Por Evelyn del Pilar de Sol

2018-06-09 8:12:32

Aunque no estuviera ligada a Guatemala por familia y amistades, frente a la catástrofe sufrida por millares de hermanos por el Volcán de Fuego, solo corazones insensibles no derraman lágrimas de dolor al ver los videos del desastre.

Para ti, mi querida Guatemala, un profundo ¡sentido pésame! ¡Dios esté contigo!

Y sí, Dios está presente allí representado en centenares de héroes socorristas, bomberos, policías, topos, médicos y más, que movidos por sentimientos humanitarios ayudan a esos millares de damnificados que continúan sufriendo este horror natural, donde perdieron familias y posesiones.

Entre el 23-29 de abril pasados, cuatro imágenes de la Virgen de Fátima vertieron lágrimas consideradas eventos sobrenaturales en diferentes casas de los Heraldos del Evangelio en Guatemala. ¿Lloraría cómo presagio del cataclismo? En esos mismos días, en Inglaterra las autoridades practicaron eutanasia a un niñito. Dos tragedias en el mundo, una provocada por la naturaleza, otra por la desnaturalización humana.

Pero Dios traza caminos rectos con veredas torcidas para volver al cauce sectores que parecen perdidos. Esta paradoja la tenemos con Donald Trump, quien mientras perjudica dolorosamente a nuestros compatriotas inmigrantes (por tanto, “no es santo de mi devoción”), en otras instancias —importantísimas— está dando ejemplo al llevar de vuelta a la niñez norteamericana a Dios declarando: “No queremos ver a Dios expulsado de las escuelas, plazas públicas, ni de nuestra VIDA CÍVICA… Quiero que todos los niños conozcan a Dios. Queremos oraciones antes de las clases y de los juegos de fútbol”. También su vicepresidente Mike Pence ha augurado el fin legal del aborto, pretendiéndose, dijo, la santidad en las leyes estadounidense. Similar pronunciamiento hizo contra el matrimonio gay.

En el mundo cristiano, entre Iglesia y Estado hay concordatos, convenios, donde tanto Iglesia no puede meterse en asuntos meramente civiles, tal como el Estado no puede hacerlo en asuntos exclusivamente eclesiásticos. Pero ambos, Estado e Iglesia, sí deben meterse en cuestiones que les compete hacerlo. La Iglesia, en materias contrarias a la Ley Natural, como aborto, matrimonio gay, ideología de género LGBTI, etc.; El Estado, igualmente, en asuntos contrarios a la Ley Civil, como sacerdotes pedófilos, violadores, corruptores, etc.

Acepto, lógicamente, que en toda nación con libertad de culto no puede imponerse tal o cual religión. Pero no es conveniente que en un país de tradición cristiana y eminentemente teocrática tal como indican nuestros símbolos patrios, —bandera y escudo— que destacan en su lema claramente y al principio a Dios: “Dios-Unión-Libertad”, censuren la bendición de la Virgen María —ciertamente venerada por los católicos como Madre de Dios, pero reconocida por los evangélicos cómo Madre de Jesús y por musulmanes como Madre de un profeta, Jesús.

Según explicación gubernamental salvadoreña, la palabra DIOS: “concreta nuestra creencia en un Poder Superior que TODO lo gobierna”.

Tal como sucedió en Estados Unidos con Obama, que expulsó a Jesucristo de todo y quiso igualmente abolir la Navidad, aquí también se pretende idéntico. Realmente que un político cristiano dé una prueba de fe en Dios como simple creyente, con todo y los defectos que pueda tener (igual al resto de la humanidad), no me parece que sea tan censurable, solamente porque ONG desde afuera exijan cambiar nuestra cultura y tradiciones para conducirnos al ateísmo “progresista” tan en boga, el que sin Dios está impulsando al país a lo peor, crimen, corrupción, violencia…

Guatemala fue sacudida por una espantosa hecatombe. El Salvador con tantos volcanes no está exento de sufrir una igual. Pongámonos con profunda fe en manos de Jesús y María, para, con la oración del Rosario diario —como solicitó la Virgen en Fátima en mensajes pidiendo la conversión hacia su hijo Jesús— obtener la protección del cielo.

Columnista de
El Diario de Hoy