Carta a los “mil veces hipócritas”

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Universidad de El Salvador. Foto EDH / Archivo.

Por Paolo Lüers

2020-09-04 6:01:15

“ARENA y el FMLN no son basura, son peor que eso. Negociaron con la sangre de nuestro pueblo. Mil veces malditos”. 

Esto escribió su líder Nayib Bukele en Twitter, el 1 de febrero de 2020, comentando la acusación contra dirigentes del FMLN y ARENA por presuntamente haber negociado con las pandillas apoyo electoral. “¡Mil veces malditos!”, gritó todo el coro que repite las consignas de Bukele.

Ahora, seis meses después, El Faro publica docenas de documentos oficiales de la Dirección General de Centros Penales, que indican que el gobierno de Bukele tiene más de un año de negociar secretamente una tregua con la Mara Salvatrucha (MS 13). 

Muchos dicen: Otra tregua, igual que la del gobierno de Funes. Pero no es así: En el 2012 se logró una tregua entre las pandillas, en la cual se comprometieron a dejar de matarse entre ellos, en una guerra sin sentido. A nadie se le ocurrió negociar una tregua entre el gobierno y las pandillas. Pero esta nueva tregua, que revela El Faro, documentada en informes, memorándums y libros de novedades de los penales, es entre el Gobierno y las pandillas. 

Esta idea asusta, pero realmente no debe sorprendernos. Nunca creímos el cuento que la reducción tan radical de los homicidios, que se dio al solo asumir Bukele, era fruto del Plan de Control Territorial de la PNC. Evidentemente no existía (y no existe) un real control gubernamental sobre las comunidades donde nacieron, crecieron, se reproducen y operan las pandillas. Es más, de repente ya no hubo ningún enfrentamiento entre fuerzas de seguridad y pandilleros. Tampoco hubo ataques de las pandillas a policías y soldados, ni tampoco pandilleros muertos a manos de las autoridades. Esto se llama tregua, y no entre las pandillas, como en el 2012, sino entre pandillas y el Gobierno. Cosa seria.

El Faro nos revela cómo y quiénes negociaron esta tregua 2: el propio Director General de Centros Penales, Osiris Luna, y el jefe de la Dirección de Recuperación del Tejido Social, Carlos Marroquín, cuyo jefe inmediato es Mario Durán, el ministro de Gobernación y actual candidato a alcalde de San Salvador. No son mediadores, son altos funcionarios del Gobierno y su partido.

Hay otra diferencia esencial con la tregua entre pandillas del 2012: En todos los diálogos y mediaciones para gestionarla y para mantenerla viva durante 15 meses, jamás se pidió a las pandillas intervenir en las elecciones. Por lo contrario, hubo acuerdos entre los mediadores y los jefes pandilleros de dejar afuera todo interés político, partidario y electoral y enfocar todo el esfuerzo en un solo propósito: reducir la violencia y preparar condiciones para la posterior reinserción de los pandilleros.

Después de que en junio 2013 el gobierno de Funes decidiera retirarles el apoyo a los mediadores y obstruir su trabajo, los partidos entraron en el vacío y comenzaron a hablar de las elecciones presidenciales del 2014. Esta puja por el apoyo de las pandillas en los barrios y comunidades la ganó el FMLN, lo que se reflejó claramente en el resultado de la primera vuelta. ARENA trató de negociar que en la segunda vuelta no hubiera intervención de las pandillas, pero realmente no supo cómo hacerlo. 

Ustedes negociaron la baja de homicidios y el apoyo de las pandillas en el esquema de control social del gobierno y del partido Nuevas Ideas. Este control territorial y social repartido y coordinado entre Gobierno, partido y pandillas será la línea principal para ganar las elecciones de febrero 2021. 

¿Qué les dieron ustedes a cambio a las pandillas, aparte de vagas promesas para realizar después de la victoria electoral que buscan en el 2021? Esto solo lo sabremos si algún día logramos descifrar cómo ustedes han utilizado los millonarios fondos para las emergencias del 2020, incluyendo los pagos de $300 a familias necesitadas.

Esto es lo que parece haber detrás de las negociaciones que ustedes llevaron a cabo en los penales de Zacatecoluca e Izalco. Durante el año que sostuvieron estas negociaciones y pactos, nunca dejaron de maldecir a los partidos FMLN y ARENA por sus actuaciones en la coyuntura electoral del 2014. ¡Mil veces hipócritas!

Déjenme resaltar una cosa, aunque sé que es controversial: yo no critico a nadie que habla con las pandillas para reducir la violencia y crear condiciones para construir paz. Es necesario hacerlo. Pero detesto que se haga con interés partidario y con tanta hipocresía cínica.

Sin saludos, Paolo Lüers