Carta a quienes reciban invitación a CAPRES: Cuidado, emboscada

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El "Niño Homeboy" fue capturado cerca del Mercado Hula-Hula. Foto: EDH/Referencia

Por Paolo Lüers

2021-02-15 4:29:07

Estimados amigos:

Si usted representa algún sector de relevancia, corre peligro de que de repente reciba una invitación a Casa Presidencial. A menos que usted sea opositor confeso. A estos los evita el presidente como si fueron diablos…

Lo que pasa cuando acepta la invitación y se presenta en Casa Presidencial es que entrará a un set de reality show televisivo. Cámaras por todas partes. Escuchará un discurso del presidente, normalmente lleno de falsedades y de ataques a la oposición y la prensa independiente, y por buena educación, por protocolo y por el guión del reality show, usted se va a tener que tragar cualquier respuesta. No hay espacio para contradecir al anfitrión. Y, sobre todo, no hay manera de esconderse de las cámaras.

Las fotos, los vídeos y las declaraciones del presidente van a salir en las redes y en los múltiples medios de propaganda del gobierno. Y usted aparecerá como si está validando las declaraciones del presidente, aunque no haya dicho nada de esto o sólo haya estado sentados ahí escuchando. 

Esas emboscadas ya han pasado a empresarios, alcaldes, sindicalistas, magistrados, diputados, hasta al presidente de la Asamblea. Fueron de buena voluntad y cayeron en la trampa. Las últimas víctimas fueron los embajadores acreditados en nuestro país. Fueron convocados de emergencia a Casa Presidencial. Este mecanismo funciona en todos los países del mundo, pero por reglas diplomáticas no escritas sólo se activa en casos de emergencia o cuando el mandatario anfitrión tenga que comunicar a la comunidad internacional algo de suma importancia: un desastre que necesita asistencia internacional, una crisis regional, un conflicto interno o regional de graves consecuencias que amerita mediación diplomática…

Nada de esto fue el caso del pasado jueves 11 de febrero, cuando Bukele convocó al cuerpo diplomático. Él los reunió para dos propósitos. Primero, para decirles que la prensa internacional miente y conspira contra él. Un presidente tiene el derecho de desmentir cualquier noticia, aunque provenga de la agencia internacional Associated Press o de periódicos como el Washington Post. Pero para esto no se convoca al cuerpo diplomático. 

La AP, el Post y otras docenas de medios más habían reportado que Bukele hizo un viaje a Washington (clandestino, porque nunca fue autorizado por la Asamblea ni comunicado a la ciudadanía salvadoreña) y que sus solicitudes de reunión con funcionarios del gobierno de Biden fueron rechazadas. Mala suerte de Bukele que luego de que él lo desmintió tan enfáticamente ante el cuerpo diplomático, tomaron la palabra congresistas y asesores cercanos a Biden para desmentirlo. Según ellos, Bukele sí solicitó reuniones con funcionarios, y sí es cierto que nadie lo quiso recibir. Obviamente, en Washington tenían claro que el presidente estaba buscando fotos con altos funcionarios de Biden para publicarlas en su campaña electoral y decir: miren, sigo teniendo buenas relaciones y apoyo en Washington…

La segunda cosa que Bukele quiso comunicar a los embajadores fue el supuesto intento de un golpe de Estado contra él. Sólo que los embajadores saben distinguir entre un golpe de estado y la moción de un diputado opositor de que la Asamblea le aplique al presidente el artículo 131/20 de la Constitución para determinar si es apto para ejercer su cargo. Esto puede ser un error político, pero no es ilegal, mucho menos es un golpe. Todos los embajadores tienen muy frescas las imágenes del 9 de febrero del 2020, que sí se parecía peligrosamente a un golpe de estado…

La emboscada no sólo consiste en tomar y publicar fotos a personajes escuchando al presidente, sino en los pie de foto y los titulares: “Embajadores (empresarios, sindicalistas, etc.) apoyan a Bukele”. La conclusión la sacan sus propagandistas: “Embajadores rechazan el intento de golpe de Estado y las mentiras de la prensa internacional”.

Así que, estimados amigos, si algún día reciben una invitación del presidente, vayan de viaje, enférmense, aleguen demencia, pero no vayan a CAPRES. A menos que quieran servir de tontos útiles…

Saludos, Paolo Lüers