Chef Lulo: “Cerrar el restaurante no es mi opción y toca reinventarse”

Ludwing es un joven que estableció su restaurante hace dos años y ante la crisis ha decidido reinventarse llevando comida a domicilio a sus clientes, ayudándoles a hacer el mercado y a prepárarles la comida congelada que tienen en sus refrigeradoras.

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Por Karen Molina

2020-03-27 10:30:16

Son las 10 de la mañana y Ludwing “Lulo” Merino hace un Instagram Live para recordarle a sus clientes que su restaurante sigue abierto y que está disponible para enviarles los mejores platillos hasta su casa.

“Aquí seguimos. Solo llámenos y yo les mando todo a su casa”, dice Lulo con optimismo.

Las restricciones para evitar el contagio del coronavirus en el país han golpeado fuertemente al sector de restaurantes, uno de los primeros que tuvo que cerrar operaciones.

Más de 784 restaurantes a nivel nacional inscritos formalmente han tenido que reducir o paralizar sus servicios pues, según decretó el presidente Nayib Bukele, solo se les permite vender su comida para llevar o en servicio a domicilio.

Y es precisamente lo que Lulo ha comenzado a hacer. Aunque le ha sido difícil encontrar todos los productos que usualmente compra para su restaurante ha seguido cocinando para ofrecerle a sus clientes los platillos que hasta hace poco se disfrutaban en su mesa.

Su hermano y una persona más le están ayudando a repartirlos a domicilio en el área de Santa Tecla, San Benito, Antiguo Cuscatlán y zonas aledañas.

Hasta hoy el número de pedidos no ha sido igual que recibir a un comensal en el restaurante, pero Lulo espera que esta semana incrementen a medida que la gente opte por disfrutar de algo diferente en su casa.

“Los pedidos a domicilio van poco a poco. No son muchos por ahora, pero yo por eso les estoy recordando a mis clientes que aquí estamos”, dice, aclarándolo pues muchas personas pueden creer que el local está cerrado.

Y no solo les está acercando la comida a sus comensales. Ante el confinamiento que viven desde hace una semana la mayoría de salvadoreños, Lulo también les está ofreciendo hacerles el mercado.

“Tengo un amigo que me dijo: mirá Lulo no tengo nada en mi cocina, nada que comer. Así que le ofrecí llevarle todas las cosas del mercado que necesitaba, algo que una App no le permitirá ahora”, señaló. También le está ofreciendo a sus clientes cocinarles la carne o el pollo que tienen en sus refrigeradoras y qué tal vez ya no saben cómo preparar.

Además, en tiempos de crisis la solidaridad aflora. Lulo es parte de una asociación en la que están unidos 11 pequeños restaurantes más que ahora se están apoyando mutuamente, divulgando promociones, recomendando clientes y ayudándose en otras áreas para contener las malas ventas.

“Entre nosotros nos estamos ayudando recomendándonos entre clientes y con promociones”, señaló.

Y es que a pesar de ser optimista, Lulo reconoce que las ventas han caído en un 80%. Los ingresos que percibía en un fin de semana se han caído significativamente, lo que lo ha obligado a trabajar incluso el día lunes, que era antes su día de descanso.

“Aquí lo que toca es reinventarse. Mi opción no es cerrar. Yo este negocio lo paré solito y no lo voy a dejar. Si me toca cerrar yo después lo voy a reabrir cuando ya haya pasado esto”, señaló.

En su restaurante colaboran tres jóvenes a quienes les paga semanalmente. Esta semana, por ejemplo, ha tenido que prescindir de uno de ellos, pero no de forma definitiva. Su ventaja es que no tiene una deuda significativa que pagar y sus compromisos son con sus proveedores, sus empleados y el arrendamiento del local.

Sobre este último punto Lulo afirmó que ha negociado con su casero para contener los pagos del alquiler mientras pasa la crisis del coronavirus. Mientras tanto dice que echará mano de sus ahorros.

“El dinero siempre se hace. Mi mamá es la que lleva las finanzas de la empresa y hasta ahora estamos saliendo con todo”, dijo.

Quienes han tenido que sacrificar su sueldo son justamente su mamá y su hermano. “Ellos reciben un salario, pero con esto, ahora no se les va a pagar. Son mi familia y entienden, pero a quienes no puedo dejar de pagarles es a mis demás empleados”, manifestó.

El sector restaurante genera al menos 25,000 empleos solo entre los 784 restaurantes inscritos y según la Asociación Salvadoreña de Restauranteros (ARES) aporta el 2.8 % del PIB.

Aunque la economía es adversa, Lulo es optimista y sabe que pronto pasará esta situación. De hecho, ya está pensando en qué otros nuevos platillos ofrecer a sus clientes.

Su especialidad son los mariscos. Un nuevo plato de pescado con salsa de coco está entre los que ya tiene disponible en el menú.