Ambos son amigos desde hace más de una década y a mediados de abril fueron cesados de sus empleos. Gustavo, quien trabajaba como tripulante de cabina en una línea aérea, y Samuel, quien es abogado, se unieron para emprender en el servicio delivery o para llevar. La apuesta recién va comenzando, pero ambos están optimistas de seguir creciendo.
Luego de cuatro meses de continuos entrenamientos y pruebas, Gustavo- que se graduó de licenciado en turismo de una línea aérea- obtuvo un puesto como tripulante de cabina de una reconocida línea aérea.
Los últimos cinco años se los pasó viajado por toda Centroamérica, Suramérica y Estados Unidos en las rutas que tenía establecidas y haciendo lo que le apasiona, asegura.
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Y Samuel se graduó de abogado y obtuvo un empleo en un bufete de San Salvador.
Sin embargo, el cierre de las actividades económicas los llevó a quedar suspendidos de manera temporal de sus puestos de trabajo.
“En mi caso sucedió en abril, me suspendieron de manera temporal porque todas las líneas aéreas están paradas y Samuel dejó de hacer contratos y cerraron el bufete. Ambos experimentamos ansiedad y preocupación y no hallábamos qué hacer, la incertidumbre era porque no sabíamos cuándo iba a terminar todo esto”, contó Gustavo.
Pero amigos en similares situaciones que comenzaron a emprender vendiendo ropa, comida y regalos, le recomendaron que probara repartiendo paquetes.
Un día Gustavo se animó, usó su propio carro y repartió cinco paquetes. De ahí no paró. Invitó a Samuel y juntos fundaron Flash Delivery, una pequeña empresa de reparto a domicilio que ahora posee dos motos propias, dos empleados permanentes y dos temporales.
“Cuando hay mucha demanda yo salgo, pero Samuel está viendo ahora la administración, porque ya está funcionando el bufete. Pero ambos seguimos amarrados al emprendimiento”, agregó Gustavo.
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“Yo creo que el domicilio va a seguir, la gente se ha acostumbrado y aunque vuelva a volar y Samuel al trabajo, seguiremos con la empresita. Está en la casa, pero queremos seguir creciendo, porque se siente una gran satisfacción ganar”, dijo Gustavo. Él reconoce que lo que genera por ahora representa un 25% de lo que ganaba como empleado, porque aún tienen compromisos que pagar, mencionó Gustavo.
Ambos invirtieron $2,500 cada uno en promedio, porque compraron dos motos pero están seguros que van a recuperar la inversión.