Uno de cada cuatro jóvenes en el país no estudia ni trabaja, según un estudio de la Fundaungo de 2016, es decir que al rededor de 400 mil no son productivos, una realidad que impacta social y económicamente al país, puesto que una razón es la falta de oportunidades y la otra es el rezago educativo.
Debido a ese problema, existen alianzas como la desarrollada por el Banco Interamericano de Inversión (BID), por medio del Fondo Multilateral de Inversiones (Fomin), y la iniciativa NEO El Salvador, que han lanzado el programa de Empleabilidad Juvenil, el cual inició en 2016, con el objetivo de acoger a 18 mil jóvenes en formación e intermediación laboral y, dentro de eso, colocar a 2,000 en puestos de trabajo.
Sin embargo, luego de dos años el programa de empleabilidad juvenil ha logrado insertar laboralmente a 1,675 jóvenes y ha permitido la participación de más de 23 mil, según informó Claudia Aguilar, coordinadora de la alianza.
Al consultarle a Aguilar qué ha pasado con el resto de jóvenes que no se han logrado colocar, reveló que muchos de ellos ingresan al programa para reinsertarse a la educación y otros deciden emprender, pero también señala que se necesita más esfuerzo del gobierno en la formación y que más empresas se sumen para abrir oportunidades.
“A partir de la oferta de servicio de los socios también los jóvenes pueden derivar en otros logros que no son el empleo (como programa hacemos énfasis en este resultado porque es el fin último de nuestra intervención), acceden a programas de becas para continuar sus estudios superiores, se interesan por un emprendimiento, trabajo de medio tiempo, por horas o evento”, apuntó Aguilar.
El reto
Héctor Quiteño, director ejecutivo de la Fundación para la Educación Integral Salvadoreña (Fedisal), señaló que el gran reto de la nación es mejorar la formación de los jóvenes, ya que hay una gran brecha entre la preparación que reciben y lo que demandan las empresas.
“El reto de empleabilidad en el país es muy grande, se necesitan dos esfuerzos: uno, invertir más en el joven, ya que tenemos a dos de cada tres jóvenes que por necesidad desertan del sistema educativo en tercer ciclo, entonces se necesita que retornen a la escuela e invertir en ellos y, el segundo, es abrir espacios dentro de las empresas”, dijo el representante de Fedisal.
En este sentido, Aguilar agregó que el trabajo es arduo, “la gran apuestas es ir hacia atrás y comenzar intervenciones desde el fortalecimiento de las organizaciones que trabajan en el tema y con los jóvenes, un segundo momento es que ellos se fortalezcan en todo lo que sea necesario para poder asegurar su incorporación al mercado de trabajo: formación adicional, formación en valores (habilidades para la vida y el trabajo), acompañamiento para concluir estudios (cerrar brecha de deserción escolar), etc. Todo estos procesos conllevan inversión de tiempo”, dijo.
Robin Cartagena es uno de los miles de jóvenes que no encuentran oportunidades en el mercado laboral, a pesar de ser egresado de Licenciatura en Letras.
El joven de 24 años no ha logrado encontrar un puesto de trabajo formal, no obstante, gracias al programa NEO se capacitó en Habilidades para la Vida e Intermediación Laboral y, actualmente, se encuentra dando capacitaciones a otros jóvenes, pero como pasantía, es decir aún no cuenta con un salario fijo.
“Hace falta que abran más oportunidades, porque salimos incluso de educación superior y no hay oportunidad he buscado trabajo y no encuentro; los jóvenes necesitamos trabajo estable”, dijo.
“Los jóvenes estamos dispuestos a luchar por nuestras metas, no queremos que nos regalen las cosas, queremos herramientas”, agregó el beneficiario de NEO.