Sectores feministas aseguran que las pandillas han incrementado la saña y dureza a la hora de asesinar a sus víctimas.
“Hemos encontrado que la violencia contra las mujeres en los últimos años ha adquirido expresiones de mayor crudeza”, afirmó Silvia Juárez, de Organización Mujeres Salvadoreñas (Ormusa).
Basta con el caso de asesinato de una joven en Antiguo Cuscatlán para dejar el mensaje “que se puede matar a las mujeres a plena luz del día y frente a todas las personas, y además, “que se puede hacer con su cuerpo todo lo que se le antoje”. A esto se suman los desmembramientos de mujeres cada vez más frecuentes en el país.
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El cercenamiento de partes simbólicas y eróticas del cuerpo como los pechos de una mujer también va en aumento. “En uno de los casos un vigilante le cortó los pezones a su pareja en San Salvador”, ejemplificó. También ha sucedido casos en que se ha recuperado un cuerpo con más de 120 puñaladas con el que se manda un mensaje corporal a través del terror.
La tortura sexual tumultoria o violación sexual masiva cometida no solo por un agresor sino por más de diez hombres a la vez, antes de quitarle la vida también es recurrente, según las feministas. Con estas acciones los mareros dicen “vamos aprovechar el cuerpo de la mujer hasta lo último”. Otras formas de violencia son la esclavitud, para que mujeres vayan a cárceles a realizar visita íntima con miembros de estructuras de pandillas.
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El uso de las mujeres para el crimen como una forma de sometimiento también suele suceder.
¿Qué pasaría si no se comportan o no se consuman estas formas de violencia? Varias mujeres obedecen para no ser asesinadas pero al final son sacrificadas, denunciaron las organizaciones.
Juárez afirmó que hay casos en que las familia es amenazada de muerte si una adolescente no satisface las aberraciones de la pandilla. La víctima prefiere cargar en su vida estos vejámenes que su familia vaya a morir.
La feminista ve con preocupación estas expresiones porque las niñas están en mayor vulneración porque los sistemas de protección “o la respuesta del Estado no está para ellas sino para las mujeres adultas”.
“La atención que hay para las niñas es deficiente… y no logran dimensionar que son el grupo etario con mayor revictimización”, afirmó Juárez.
“Hemos identificado al menos 13 formas de violación que se cometen contra las mujeres en el contexto de pandillas”.