Miles de vendedores han sido afectados tras un incendio de grandes proporciones ocurrido alrededor de las 9:00 a.m. de este miércoles en el Mercado San Miguelito.
“Cuando perifonearon, yo salí a ver y vi que las llamas avanzaban rápido. Empecé a gritarle a la gente: “sálganse que el fuego ya viene encima” y la gente me decía “Está loca”. Y yo les decía: “sálganse, porque ahí viene, ahí nomás”, saqué a mis hijos y a mi madre, luego seguí gritándoles, pero vi que no me hacían caso, entonces me fui corriendo para afuera. Pero eso fue segundos, no dio tiempo", relató Rosa Elba Segura Trinidad, de 43 años.
"El fuego comenzó en los bazares, donde venden cosas para 15 años, de ahí inició ese fuego. Yo vendo frutas, gallinas, de todo. Yo no saqué nada, todo quedó ahí, solo me preocupé por mi familia, que es lo que vale; lo material se hace (...) Yo me preocupaba porque la gente no hacía caso de salir, pero yo decía. “Señor tenga misericordia de todo este pueblo que está aquí”, narró Segura Trinidad , de 43 años, quien ha vendido desde los 6 años de edad en el mercado San Miguelito. Ella tiene un puesto de verduras, frutas, gallinas y granos básicos.
La comerciante añadió que había surtido su puesto este miércoles, con $500 de producto, para poder recuperar esa inversión ella trabajaba todos los días en el mercado. “Dios proveerá”, es la frase que la sostiene, ante la tragedia.
"En menos de 5 minutos se expandió el fuego"
Aún impactada y tratando de no recordar su tragedia, Flor Meléndez relató su vivencia durante el incendio en el mercado San Miguelito. "Andaba avisando de la comida cuando mi hijo me avisó del fuego, traté de sacar algunas cosas pero él insistió que mi vida era primero", relata.
Cree que es difícil establecer el monto de las pérdidas pues su negocio mueve dinero a diario y la inversión es variada. Sostiene que daba empleo a dos mujeres y lamenta la situación en que estarán a partir de hoy. "Se perdió lo del día, cámara, cocinas, panadería y otras cosas que se utilizan", comenta. "Lo bueno que logramos salir, por las cosas materiales ya veremos ", concluye.
"Todo fue de repente"
Sayonara Soriano permanecía este mediodía en los alrededores del incendiado mercado San Miguelito. Lamentaba las cuantiosas perdidas en su negocio, y a la vez agradecía estar viva.
"Todo fue de repente, al escuchar que había fuego salimos corriendo del mercado", dice la mujer mientras busca consuelo en algunos parientes. Ella vende flores desde hace 40 años en ese popular centro de abasto.
"Fácilmente son 2 mil dólares en perdidas, como se acerca la temporada tenemos más productos" , continúa.
Lamenta que las instalaciones no cuentan con extintores los cuales pudieron facilitar el control del fuego.
"Son perdidas totales, sabemos que como mujeres somos luchadoras, pero esto es fuerte", sostiene. Su voz por momentos se corta, su familia trata de reconfortarla.
"Gracias a Dios estamos vivas "
Ana Polanco solo logró sacar su cartera tras el inicio del incendio en el mercado San Miguelito. Ella vende carne de pollo en el lugar desde hace 42 años. "Debemos confiar en Dios que saldremos de esta" , repite una y otra vez la angustiada mujer.
Polanco sostiene que son entre 800 y mil dólares los que invierte a diario en su negocio, ese capital lo considera perdido. Relata que cuando una sobrina le advirtió del fuego no le quedó otra opción de evacuar.
“¡Vigilantes! ¡Vigilantes! que se presenten hay incendio en el sector de flores”
Cecilia Sánchez Juárez , vendedora de materiales de primera necesidad y quien perdió toda su mercadería, relató los momentos de angustia cuando se originó el incendio. Manifestó que no pudieron utilizar los extinguidores: “Dicen que fue un corto circuito en la zona de las flores, ahí gritaban por parlante: ‘¡Vigilante! ¡Vigilante! que se presenten porque hay incendio en el sector de flores’, pero como no hay nada ahí de nada, solo unos extinguidores, ¿para qué?, para nada. Y como se tardan los bomberos, casi a la media hora, cuando ya iba quemada toda la mitad. Antes había extinguidores en cada pasillo, hoy ya nada. Tampoco nos ha enseñado a usarlos. Si hubiera agua también, porque ni agua estaba cayendo. Como el incendio comenzó en el sector de las flores, y las flores traen esterina, además ahí están las piñatas y todo, fue ahí donde agarró más. Algunas hemos dejado los puesto abiertos y no nos quieren dejar entrar, y no se sabe solo la voluntad de Dios. Dicen que va a venir una ayuda”.
Junto a Cecilia estaba Isabel de Valencia, quien vendía recuerdos para boda. “Ahí estaba mi puesto donde sale ese humito”, dijo.