Estudio sobre calidad educativa plantea necesidad de aumentar inversión por estudiante y escuela

En el trabajo académico se define no solo un índice para medir la calidad de la educación, sino también que se debe hacer una inversión equitativa en favor de eso

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Las clases iniciaron el 8 de abril, dos días después de lo establecido por el Ministerio de Educación. Siguiendo todos los protocolos de bioseguridad, el primer filtro es en el ingreso, se toma la temperatura, aplica alcohol en gel a estudiantes y maestros. Foto EDH/Jonatan Funes

Por Susana Joma

2021-06-05 4:30:26

El sociólogo y máster en desarrollo territorial, Walter Alonso Iraheta, sostuvo ayer que parte de los esfuerzos por lograr la calidad educativa es necesario que en el país se aumente la inversión tanto por estudiante como por escuelas, pero que esto también realizarse de manera equitativa y oportuna para superar las brechas socioeconómicos que existen.

Iraheta, quien es coordinador del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Francisco Gavidia (UFG), señaló que de acuerdo al estudio “Índice de calidad educativa de El Salvador: una propuesta desde la Academia”, son las escuelas del departamento de San Salvador y su población estudiantil los que más se han beneficiado en cuanto asignación de fondos y recursos, en contraste con las de otros departamentos.

El trabajo de investigación cuantitativo y cualitativo que el sociólogo desarrolló evaluó tres dimensiones para definir calidad educativa: la de recursos invertidos en educación, procesos educativos y resultados.

“Acá lo que podemos ver es que lo que se invierte por centro escolar, en promedio tiende a ser mayor y estar muy concentrado en el departamento de San Salvador; y existe una brecha muy importante con respecto a lo que se invierte en promedio por cada centro escolar en comparación con Chalatenango, que la inversión tiende a ser muy menor, lo mismo que La Unión, Morazán, Santa Ana y Cuscatlán”, precisó durante la presentación.

El sociólogo, a partir de datos oficiales de 2017, abordó también las limitantes de las instituciones educativas públicas en materia de acceso a algunos servicios, como bibliotecas, laboratorios de Ciencias.

“En todos los departamentos menos del 50 % de los centros educativos cuentan con aulas informáticas en buenas condiciones de funcionamiento. En el contexto de un mundo cada vez más digital digamos que esta es una brecha muy importante de mencionar”, detalla.

San Salvador, según indicó, alcanza un índice de calidad educativa medio (0.59) si se toma en cuenta los recursos que se invierten: mientras Santa Ana sale también en un nivel medio en lo que respecta a resultados académicos de sus alumnos.

Walter Iraheta detalló que la calidad educativa tiene que ser un proceso social micro y marco, es decir que por una parte si debe garantizar la consecución de objetivos macros como el desarrollo social, desarrollo humano, pero también debe cumplir propósitos micros a nivel individual y local.

“Esto implica que la calidad educativa debe conllevar un enfoque de inclusión, sobre todo por la brecha constante que hay entre lo rural y urbano en el país. También debe haber un enfoque de derechos humanos porque la calidad educativa debe ser el medio de ascenso social que les permita a las personas mejorar sus condiciones de vida”, precisó.

Según el sociólogo, de igual manera, es necesario que se tomen decisiones con base a evidencia sobre problemáticas educativas, a datos, porque de lo contrario solo se darán en acciones e inversiones sin orientación; se debe fortalecer las figuras del asistente técnico pedagógico y el asistente técnico de gestión para liberarlos de la excesiva carga administrativa, entre otras medidas.

El estudio también conlleva otras recomendaciones como por ejemplo: desarrollar procesos de integración de las tecnologías en los procesos educativos con propósitos pedagógicos y didácticos.