SAN MIGUEL. Víctor Manuel Rivera es testigo de cómo las bordas a la orilla del río Grande, de San Miguel, comenzaron a ceder con las torrenciales lluvias de esta semana.
“Esta es pura tierrita lo que el agua golpea la va lavando. El trabajo lo han hecho bien, el problema es que es pura tierra y por eso se lava. Hay temor porque al romperse esto el agua se va a tirar hacia adentro nuevamente”, dijo Rivera, quien vive en el caserío Santa Fidelia y estima que hay 30 metros agrietados a lo largo de la borda.
Pero a criterio de Jesús Hernández, encargado de Protección Civil Local en Santa Fidelia y quien ha estado muy cerca del proyecto, las grietas en la borda no representan mayor problema. Sin embargo, a él le preocupa un pequeño hoyo que se ha formado en la base de una de las bordas ubicadas en Hacienda de los Avelar.
“Lo agrietado no creo que represente peligro porque esos puntos están reforzados con material selecto, ahí creemos que no podemos tener grandes consecuencias, pero acá donde no se nota mucho es donde creemos que podemos tener consecuencias grandes”, opinó Hernández.
La borda del Río Grande de San Miguel en el sector de Santa Fidelia hasta Casa Mota, un tramo cercano a los 6 kilómetros de largo ha sido construida y reforzada en tres ocasiones en tres años, es así como ambos líderes comunales consideran que lo mejor es reforzar la borda con otro tipo de material.
“Creemos que acá se le debe poner piedra abajo a toda la borda, pero sabemos que ese es un proyecto ambicioso, pero es lo único que puede detener el agua” , dijo Hernández.
El inicio de la borda construida cerca de las casas del caserío Santa Fidelia han sido reforzadas con material selecto y compactadas no así las que se encuentran en potreros o más alejadas de viviendas.
La mañana de este miércoles, los habitantes esperaban la llegada del ingeniero a cargo de la obra para que decidiera las acciones a realizar para conservar la borda, sin embargo, debido a problemas médicos en un compañero de trabajo no pudo asistir.