Salvadoreños se las ingenian para enfrentar el desempleo

No encontraban oportunidad laboral, salieron a la calle a vender.  

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Jonathan y José salen de lunes a viernes a vender en las calles de la ciudad de La Unión.

/ Foto Por Insy Mendoza

Por Insy Mendoza

2017-03-15 6:00:00

Ellos no encontraron empleo formal, así que salieron a la calle a vender. Jonathan Salazar tiene 22 años y José Cruz 20 años; ambos viven en el barrio El Centro, de La Unión. Buscaron empleo por mucho tiempo sin lograrlo.

Hace un mes tomaron la decisión de emprender su pequeño negocio para enfrentar los compromisos económicos.

En El Salvador, el desempleo superó los 200, 000, el año pasado. Desde hacía diez años , que no se tenían tantos desempleados. El último año en que se alcanzó ese rango fue en 2005, con 201, 556 personas desempleadas reportadas. En 2015, la cifra fue de 200, 934, que significó una tasa nacional de desempleo del 7 %, según datos oficiales. 


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Jonathan y José han sido parte de esas estadísticas, pero ellos decidieron salir a vender todos los días a las calles de su ciudad café, pan dulce, y pan con frijoles, huevos, pollo y crema .

Ambos finalizaron sus estudios del bachillerato en opción contaduría, pero la falta de recursos económicos les imposibilitó continuar estudiando.

Según datos de la Encuestas de Hogares de Propósitos Múltiples 2015, la escolaridad de la población pasó de ser de 5.7 años en 2005 a 6.8 años en 2015. Y el grupo de la población que tenía un mayor grado de escolaridad era el de jóvenes de 18 a 29 años, con un promedio de 9.8 años. Ese mismo sector es el que casi siempre enfrenta una mayor tasa de desempleo.

Los dos jóvenes unionenses anteriormente habían trabajado en una cafetería de la localidad, donde los mandaban a vender a las calles, fue de esa forma como se dieron a conocer. Pero luego quedaron desempleados.

Ahora, la mayoría de sus clientes está en los puntos de taxis, terminales de buses, mercado general, en las instituciones del Estado y oficinas; incluso algunos clientes les llaman o les textean al teléfono para encargarles panes con frijol o con pollo.

Jonathan es el que carga el termo con el café y prepara la bebida al gusto del cliente.


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José lleva los panes, es muy organizado, pues tiene rotulado en las servilleta la especialidad del pan francés, ya sea con pollo o frijol.

De cuatro a cinco veces al día salen a hacer recorridos para vender. Un café negro vale $0.25; con cremora $0.35 , el pan con pollo $ 0.35 y $0.50, el pan dulce $ 0.25.

Sus jornada inician a las tres de la mañana de lunes a sábado. Cada uno en su casa prepara lo que le corresponde hacer, el trabajo es distribuido. Los gastos son compartidos así como las ganancias .

Jonathan dice que el esfuerzo que hace cada día es con un gran motivo, “tengo un año de casado pronto seré padre por primera vez; y eso me motiva levantarme temprano para poder ganar dinero”.

José Cruz, manifiesta que la idea es continuar en la lucha, “queremos poner un pequeño negocio fijo, primero tenemos que ahorrar y por eso andamos en las calles trabajando; vivo con mi madre y ayudo en los gastos de la casa”.

Entre sus clientes está Fabricio Morán, empleado de la oficina de la Gobernación Política Departamental; dice que tanto Jonathan como José son ejemplo de jóvenes que se esfuerzan cada día de forma honrada para tener dinero y sobrevivir”.

Otros ciudadanos como Luis Gómez, dice que los jóvenes que no quieren meterse en la delincuencia, buscan la forma de como trabajar, “esos dos muchachos los veo todos los días caminando bajo el sol con sus ventas, esa es la rebusca y ejemplo de la gente trabajadora”.