Dentro del paquete de propuestas de reformas constitucionales que el equipo ad hoc, representado por el vicepresidente Félix Ulloa, hay alrededor de 215 modificaciones que se proponen a la Constitución vigente, entre las cuales se pueden leer la adición de algunos derechos que, según especialistas, son una distracción con respecto al verdadero trasfondo de las propuestas.
Según el abogado constitucionalista, Enrique Anaya, estos “nuevos derechos”, entre los que se observan el reconocer el derecho a una muerte digna (eutanasia), la posibilidad de discutir el aborto legal o el reconocimiento de pueblos originarios, “es solo una estrategia para aparentar que es una propuesta progresista”.
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Esto debido a que, según Anaya, desde el Ejecutivo se intenta desviar la atención de lo verdaderamente importante en el paquete de propuestas hacia la discusión de estos puntos.
Similar opinión tiene el presidente de la Fundación Democracia Transparencia Justicia (DTJ), José Marinero, quien agrega que “aunque algunas propuestas de reformas de artículos parecen progresistas, hay que recordar que lo propone un gobierno que ha violado múltiples veces la Constitución”.
Y señala: “la credibilidad del Gobierno en las reformas a la Constitución es cuestionable”, debido a que el Ejecutivo, encabezado por Nayib Bukele no tiene las credenciales democráticas suficientes para proponer u ofrecer una Constitución progresista.
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Además, enfatiza en que estas propuestas, aparentemente “progresistas”, lo que buscan es que desde ya se construya una plataforma electoral de cara a 2024, y utilizar esas propuestas para ganar votos. Según Marinero, ante el control que Bukele tiene ya sobre la Asamblea Legislativa, el órgano judicial o sobre la Fiscalía General, solo quedará utilizar a la Constitución para obtener ganancias políticas.
Por su parte, Ulloa se refirió a estos “nuevos derechos” (incluyendo derecho al agua, al aire o a la protección de datos) como un margen para que, posteriormente, sean discutidos o regulados en reformas a otras leyes en el futuro, por lo que aún no se ha profundizado en temas como el aborto o el matrimonio igualitario. “En el texto parece positivo, pero no lo es”, concluye Marinero.