Los objetos inservibles que para muchos es basura que se debe botar porque no genera ninguna utilidad en el hogar. Para José Guillermo Flores, de 58 años, es dinero, que tiene de la venta de los desechos que otros generan.
José Flores vive en municipio de Santa María, Usulután, tiene 16 años de trabajar en la compra y venta de desechos como plástico, hierro, aluminio, baterías de carro.
Tiene un terreno donde la gente llega a venderle los materiales, también sale a recoger los desechos que posteriormente venderá a las empresas que llegan, con las cuales ya tiene establecido el negocio.
“Empecé como un juego que pensé que no funcionaria por ser un trabajo sucio, pero que al final es de lo que estoy teniendo dinero para sobrevivir con mi familia”, agregó Flores.
José estuvo de alta en el Ejército, recibe una pensión mensual, pero asegura que no le ajusta para cubrir con todos los gastos del hogar.
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Flores agregó, que lo que más recibe es el plástico, la gente llega desde las islas a dejar los sacos llenos de botellas, “sino comprara ese plástico creo que todos los manglares estuvieran a reventar de tanta contaminación”.
En el pueblo le dicen de cariño, “el gallo”, manifiesta que el sobrenombre se lo pusieron por ser muy coqueto.