Carlos Eduardo García, de 26 años, de origen hondureño, es el encargado de provocar todas las caídas y levantones de falda de las chicas que se suben al temido Tagadá, que es una de las principales atracciones del campo de la feria ubicado en el parqueo del estadio Cuscatlán.
“Es una gran responsabilidad porque hay que saber operarlo, no se le debe dar movimiento muy fuerte para que las personas no vayan a sufrir un accidente”, expresó.
García desde hace un año comenzó a operar el Tagadá, “al principio sentía nervios porque no lo consideraba una tarea fácil”, con el paso de los días perfeccionó su desempeño.
5 cosas que debes saber sobre el Tagadá
La rueda que más buscan los salvadoreños tiene un baile peculiar llamado "tagadance".
Aseguró que a veces le gritan obscenidades o que detenga el aparato, pero recibir los insultos de la gente es parte de su trabajo.
El joven tiene que estar pendiente de la gente que está en el juego mecánico, si considera necesario le baja la velocidad y la presión hidráulica.
El movimiento va al ritmo de la música que pone el DJ, “yo tengo que ir conforme va la canción, eso es lo que le gusta a la gente”, expuso.
El Tagadá tiene capacidad para 35 personas, son dos minutos de adrenalina los que se tienen que aguantar; pero, solo se pueden subir los mayores de 15 años, tienen que medir más de un metro y medio de estatura, el costo del boleto es de dos dólares por persona.