La sorpresa de dar calidad de testigo y beneficios penales (criterio de oportunidad) al monstruo de Chalchuapa, como algunos han llamado al expolicía Hugo Ernesto Osorio Chávez, es un revés y ofensa para las víctimas, afirma la investigadora social en temas de seguridad, Jeannette Aguilar.
"Podríamos hablar de un caso de desaparición forzada, que entra en un delito de lesa humanidad", afirma la profesional.
Añade que el caso de los asesinatos de Chalchuapa desnuda las deficiencias que tiene la Fiscalía General para desarrollar sus investigaciones.
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“Este caso muestra que en un contexto de impunidad, de normalización y naturalización de la violencia, muchos recurren a estas formas de violencia para redimir conflictos y saltar deudas”, explica Aguilar.
Añade que “(El caso de Chalchuapa) muestra como hay una descarada impunidad con la que actúan perpetradores que no son exclusivos de las pandillas”, en referencia a que el principal implicado no es un pandillero sino un expolicía.
Para el abogado penalista, Oswaldo Feusier, la Fiscalía no tiene forma de demostrar el crimen sino dándole oportunidad al victimario para que aporte información sobre los hechos que se investigan.
"El testigo de la corona, es de alguna forma el desprecio a las víctimas porque se tranza con el victimario, es cerrarle la puerta a las víctimas", explica Feusier.
La Fiscalía, además de Osorio Chávez, procesa a nueve personas más por los asesinatos de varias personas en la casa del expolicía donde se han encontrado más de un docena de cadáveres, la mayoría mujeres que antes de ser asesinadas fueron abusadas sexualmente.
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Las nueve personas que son acusadas de haber cometido nueve feminicidios y cuatro homicidios fueron delatadas por el expolicía Hugo Ernesto Osorio Chávez, quien de principal sospechoso de haber asesinado a las víctimas que se encuentran en el cementerio clandestino que se descubrió en su casa, se convirtió en testigo criteriado (con beneficios penales) de la Fiscalía General.