“La vacuna me ha dado seguridad y estoy contenta porque los niños ya estén de manera presencial”, dice maestra

La maestra Yolanda pasó de los nervios al optimismo tras ser vacunada. Es parte de los 66,139 docentes, entre público y privado, que han sido vacunados hasta la fecha. Ella espera recibir su segunda dosis el 3 de mayo.

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“Me gusta trabajar con niños pequeños por la inocencia de ellos, uno se siente motivado porque en el niño hay pureza y enseñarles paso a paso eso es bonito. La satisfacción de uno es ver que se logró lo que uno quería en ellos”, afirmó. Foto EDH/ Jonatan Funes

Por Jonatan Funes

2021-04-15 6:00:27

Ana Yolanda Cruz, de 55 años de edad y 20 de ser docente, recibió su primera dosis de la vacuna china Sinovac contra el covid-19 el cinco de abril en el centro de vacunación en la escuela Salvador Mugdan de San Salvador.

Con más preguntas que respuestas, insegura e indecisa, se presentó a las 10 de la mañana, al igual que cientos de profesores de diferentes centros educativos que también fueron convocados ese mismo día en diferentes horarios.

Sentada con cara de preocupación frente a la enfermera que le aplicaría la dosis, no le quitó la vista a la jeringa que estaban preparando, sin más que decir, sin un suspiro y con un previo aviso, fue vacunada en el brazo izquierdo. Tras pasar 15 minutos en el área de observación, sin presentar ningún malestar, le notificaron que podía retirarse y que estuviera pendiente de su segunda dosis que le corresponde el tres de mayo.

“Esto de enseñar es una gran satisfacción, el poder tener a los niños de manera presencial. Se siente una gran emoción después de un año, se siente una alegría de ver a los niños con uniforme porque vuelve uno a recordar. Además, así es como uno ve el avance del niño en el aprendizaje”, enfatizó la maestra. Foto EDH/Jonatan Funes

Han pasado diez días y no ha presentado ningún efecto secundario, el nerviosismo y la inseguridad han desaparecido y ella ha regresado al salón de clases a compartir sus conocimientos con sus alumnos de primer grado en el Centro Escolar Cantón San José Cortez, en Ciudad Delgado, donde trabaja desde hace 11 años.

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“Al principio estaba en que si me ponía o no la vacuna por los comentarios que se decían, de que no se sabían las reacciones. Yo había decidido al principio no ponérmela, pero luego decidí que sí porque uno se arriesga por el trabajo”, comentó la profesora. Asimismo, dijo que al momento no sintió nada, que era más sus nervios y que esperaba tener algún tipo de fiebre, dolor de cabeza o cuerpo, pero no tuvo ninguna reacción. “La vacuna me ha dado seguridad y estoy contenta porque los niños ya estén de manera presencial”.

Los padres de familia que no mandan a sus hijos a estudiar de forma presencial retiran las tareas y guías que deja la profesora.
Foto EDH/Jonatan Funes

El centro educativo recibe alumnos desde preparatoria hasta noveno grado, únicamente en el turno de la mañana, en total son 260 alumnos matriculados de los que solo estarían asistiendo de forma presencial el 40%, el resto continúan trabajando con las guías, según el subdirector de la escuela que prefirió no ser identificado.

Las clases iniciaron el 8 de abril, dos días después de lo establecido por el Ministerio de Educación. Siguiendo todos los protocolos de bioseguridad, el primer filtro es en el ingreso, se toma la temperatura, aplica alcohol en gel a estudiantes y maestros.

La profesora Yolanda Cruz consulta a una enfermera si la vacuna tiene complicaciones a largo plazo.
Foto EDH/ Jonatan Funes

La profesora Yolanda hace lo mismo con sus alumnos que no sobrepasa los 10. Todos con lápiz en mano, con mascarilla y prestando atención a lo que la ella les explica en el pizarrón.

“Esto de enseñar es una gran satisfacción, el poder tener a los niños de manera presencial. Se siente una gran emoción después de un año, se siente una alegría de ver a los niños con uniforme porque vuelve uno a recordar. Además, así es como uno ve el avance del niño en el aprendizaje”, enfatizó la maestra.

Al finalizar las clases, la maestra camina junto a los alumnos para ser entregados a los padres de familia.
Foto EDH/Jonatan Funes

La especialidad de la docente es literatura y está especializada para trabajar con adolescentes, pero en su trayectoria le ha tocado estar a cargo de niños por lo que son sus preferidos. “Me gusta trabajar con niños pequeños por la inocencia de ellos, uno se siente motivado porque en el niño hay pureza y enseñarles paso a paso eso es bonito. La satisfacción de uno es ver que se logró lo que uno quería en ellos”, afirmó.

Una de las desventajas para los alumnos y los docentes es la falta de transporte, a diario tienen que viajar en pick up que transitan en la zona rural, madrugar para estar antes que inicien las clases y estar listos a las 12 del medio día para cuando pasa el vehículo, de lo contrario les tocaría caminar varios kilómetros hasta encontrar un bus o microbús de la ruta 19, que hace su recorrido de el Plan del Pino hasta el centro de San Salvador y viceversa.