En la fachada, cables y un techo quemados, un promontorio de botellas de plástico y latas; el suela es la arena de la playa y en la parte posterior, su jardín son las olas del mar, así es la humilde vivienda de lámina de don José Cruz Miranda Ortiz, en la playa Los Cóbanos, Sonsonate.
Don José es un hombre solitario de 67 años de edad, no tiene pareja ni hijos, tampoco una pensión, aunque por 12 años fue combatiente del ejército. Su salud es estable, aunque padece de diabetes.
Para quienes viven del turismo, el 2020 fue un año particularmente duro, la comunidad de Los Cóbanos, con cerca de 100 familias que viven de este rubro lo saben muy bien. Uno de esos habitantes es José. Su forma de subsistir es la pesca artesanal y, cuando hay turismo, el cuido de carros en un parqueo y la recolección de desechos que luego lleva a vender.
En medio de la crisis por la falta de ingresos, una noche de agosto de 2020, a eso de las 10:00 de la noche, el sueño de don José fue interrumpido. El contador de su humilde vivienda empezó a incendiarse y, de no ser por la pronta asistencia de los vecinos, todo su hogar se hubiera consumido.
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Para volver a tener electricidad, don José tardó tres meses porque debía hacer un nuevo cableado para el foco y tomacorriente de su habitación, los únicos usos que tiene de energía eléctrica, por los cuales paga $6 al mes.
El servicio de agua es inexistente en la comunidad, por lo que a diario paga $2 para que un hombre le llene varias cubetas y guacales que tiene afuera de su cuarto. Eso le sirve para bañarse y cocinar.
Don José es una persona amena que platica con todo mundo. Llegó hace 40 años a Los Cobanos, conquistado por su amor a la pesca. Fue combatiente de la Fuerza Armada, pero asegura que los 12 años que se dedicó a eso “fueron una pérdida de tiempo”. Aunque ya tiene la edad requerida, no tiene una pensión.
“Primero me quemé un pie y estuve en San Salvador porque me lo querían quitar, vivía con unos familiares, luego me regresé, pero la vista me andaba molestando y pasé como tres años ciego, siempre lograba trabajar porque andaba con un palo (de bastón), hasta que logré reunir un dinero y en Ágape me ayudaron a operarme”, explica José del porqué aún no ha tramitado su pensión.
Don José espera recuperarse económicamente este año. El primer paso es reunir $45 con la venta de las latas y botellas que ha acumulado hasta hoy, pero la falta de dinero para pagar el transporte no se lo ha permitido.
Las condiciones en las que viven son bastante precarias, una vieja cama y una hamaca son los únicos lugares donde José pone sus pertenencias. Para dormir, usa unos protectores de plástico porque en más de una ocasión, las ratas le han mordido y ha tenido que acudir al doctor para ser tratado.