Los canchules de Nahuizalco, un recuerdo a los difuntos

Para esta conmemoración, los residentes hacen altares con fotos de sus seres que ya fallecieron y hacen oraciones.

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Varios turistas disfrutaron de la fruta en miel y otros platillos, luego de ver los más de 20 altares hechos desde hace varias semanas por los pobladores. El evento fue apoyado por la comuna. Foto EDH/ Menly Cortez

Por Gerardo Orellana

2019-11-01 4:30:36

SONSONATE. “Ángeles somos, del cielo venimos, pidiendo canchules para nuestro camino. Canchul, canchul, tía”. Este es parte del rezo que residentes y visitantes, sobre todo niños, cantan la tarde y noche del 1 de noviembre, fecha cuando se realiza la celebración del Día de los Canchules, en Nahuizalco, Sonsonate.

Este es un homenaje que realizan los nahuizalqueños a sus familiares que ya fallecieron, en donde las personas elaboran altares frente a su casas y colocan fotografías o recuerdos del ser querido.

Además, hay una variedad de frutas, dulces o comidas típicas del municipio, explicó la directora de la Casa de la Cultura de la localidad, Berta Escobar.

Agregó que esta tradición se realiza desde hace más de 100 años, sin precisar fecha, pasando entre las generaciones de sus habitantes.

El Día de los Canchules tiene sus orígenes en el tiempos de los pueblos originarios, con la cual se recordaba a los fieles difuntos; posteriormente la Iglesia Católica la fusionó con la celebración del Día de Todos los Santos.

Canchul significa en Náhuatl “compartir lo cocinado”. Cada vez que un niño reza la frase, el propietario del altar entrega una fruta o dulces.

Durante muchos años solo participaban niños; hoy se han integrado los adultos.

Raúl Arias, residente del barrio Las Mercedes, contó que lleva 20 años elaborando su altar el 1 de noviembre. Como marca la tradición, le coloca recuerdos de familiares que ya fallecieron y frutas, como naranjas y guineos.

“Me gusta colaborar con las actividades religiosas de Nahuizalco”, relató.

Esta es una tradición que se celebra previo al Día de los Difuntos y originaria de Nahuizalco; aunque se ha extendido, en menor escala, a otros municipios del occidente del país como Izalco, Salcoatitán y San Pedro Puxtla.

La directora de la Casa de la Cultura explicó que antiguamente la tradición estaba desapareciendo; sin embargo, hace 10 años están trabajando para rescatarla.

“Antes se daba solo a los pobladores de Nahuizalco, pero ahora ya se comparte con turistas de otros lugares. Entre los dulces que se reparten están el ayote en miel, caña y fruta de la temporada. Dicha actividad está catalogada como una expresión religiosa-cultural indígena popular”, explicó.