Como “cambiadores” de dinero, Jorge Adalberto Rubio Turcios está acostumbrado a usar dólar, lempiras, quetzales, córdobas y euros; también a hacer el cambio entre una moneda y otra. Y en el último año y medio, pese a las restricciones de la pandemia, ha logrado mantener su fuente de ingresos… pero con la llegada de la criptomoneda el panorama y su futuro los visualiza más complicados.
Rubio Turcios es una de las 20 personas que trabaja cambiando monedas en la frontera El Amatillo, en el municipio de Pasaquina, en La Unión. Y con toda sinceridad dice que solo en las noticias ha escuchado sobre la moneda virtual que entrará en vigencia este 7 de septiembre de 2021.
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Ninguno de los “cambiadores” conoce sobre criptomonedas, no están preparados y muchos tampoco están de acuerdo porque aseguran que se verán afectados por lo variante que se vuelve el valor de la moneda virtual y lo complicado que es para la población usarla.
Pero Rubio Turcios confía en la propaganda del Estado y que no es obligatorio el uso del Bitcoin, aunque la mañana de este lunes el asesor jurídico de la presidencia, Javier Argueta, explicó que será obligatorio tener la billetera virtual y una vez que se tenga, el negocio está obligado a recibir la criptomoneda como forma de pago.
El unionense, quien es miembro de la asociación de cambiadores de El Salvador, añade que, si en algún momento les tocara que hacerlo no tendrán otra opción, “no estamos capacitados para usarlo, solo sabemos la información que sale en la televisión o en las redes sociales, tampoco he usado la banca móvil, pero quizás tocará que ver la forma de cómo aprenderlo”, agrega.
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Otros “cambiadores” manifiestan que no están de acuerdo con la decisión del gobierno en haber creado una ley para la moneda virtual, que no harán uso porque esa decisión afectará a las mayorías de las familias salvadoreñas.
El sector de los cambiadores fue afectados el año pasado 2020 al inicio de la emergencia sanitaria por el COVID-19, durante los meses de cuarentena muchos se vieron afectados económicamente. De los cincuenta “cambiadores” que trabajan en El Amatillo, solo 20 lograron resistir a los efectos económicos por el cierre de las fronteras.
Algunos comerciantes de la frontera también manifestaron que la gente no quiere y tampoco está preparada para usar una moneda virtual.
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