Los 5 hechos que originaron la fiesta de los farolitos

La falta de energía eléctrica, un terremoto, y haber sido parte de Guatemala son aspectos que consigna la historia de la probable causa del origen de esta tradición que atrae en un solo día unos 25 mil turistas.

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San Salvador 07-09-17 Día de Los Farolitos un año más es celebrado en Ahuchapán y diferentes municipios de este en honor a la víspera del nacimiento de la Virgen María. Donde familias decoran una extructura que se forma de farolitas. FotoEDH. Lissette Monterrosa

Por Cristian Díaz

2018-09-05 9:01:55

El municipio Ahuachapán celebra 168 años de realizar la fiesta de los farolitos, que tiene como punto central, conmemorar la víspera del nacimiento de la Virgen María.

La historia narra varios momentos donde se presume que nació la tradición, aunque la más aceptada es la religiosa.

A continuación conozca cinco aspectos de sus orígenes y que están plasmados en un estudio que realizó la Casa de la Cultura de la localidad, en el año 2002:

Terremoto

En el año de 1850 habría ocurrido un terremoto que afectó a varias zonas del país. Los pobladores por temor a que ocurrieran más temblores, salieron a dormir a las calles, teniendo que alumbrarse con candiles, rajitas de ocote y candelas, ante la falta de energía eléctrica en ese entonces.

El libro Ahuachapán, ciudad y memoria, que se encuentra en la Biblioteca Pública Alfredo Espino, consigna que el 24 de febrero de 1896, por acuerdo legislativo, la alcaldía de Ahuachapán celebró un contrato con una empresa de Estados Unidos para que instalara y explotara el alumbrado eléctrico en la ciudad.

En ese entonces, colocaron cuarenta globos o focos de luz eléctrica. Cuando ocurrió el terremoto, los ahuachapanecos no contaban con otra forma para iluminarse en las calles.

Los lugareños imploraron la protección de la Virgen María, prometiendo que por coincidir la fecha del terremoto con la víspera de su nacimiento, harían una celebración en su honor cada 7 de septiembre. Para ello iban a iluminar los exteriores de su vivienda con los medios existentes.

Tradición con origen en Guatemala

El estudio de la dependencia gubernamental consigna, además, que la devoción podría haber nacido porque Ahuachapán pertenecía a Guatemala, donde su patrona es la Virgen María.

Otro dato señala que en tiempo de la colonia, la ciudad recibía el nombre de Nuestra Señora de la Asunción de Ahuachapán.

Sin precisar año, establece que los farolitos tuvieron su origen cuando se ofrecían rezos a la Virgen; pero que al no existir energía eléctrica se celebraban en los patios de las casas.

Las personas iluminaban los cercos, probablemente, por temor a que las casas, que eran de paja, se incendiaran.

Probablemente fue ese instante que inició la tradición de iluminar con faroles. En un inicio eran amarradas rajitas de ocote a las ramas de los árboles que conformaban los cercos.

Luego se utilizaron candiles de carburo y velas de cera; pero cuando los cercos en las viviendas comenzaron a desaparecer, las familias sembraban ramas en las calles empedradas. Estas eran adornadas con pencas de izote.

La costumbre era poner siete faroles

Antiguamente las familias no colocaban muchos farolitos en sus casas, tal como ocurre a la fecha, donde llegan a formar complejas estructuras.

En aquel entonces, las personas sólo ponían siete en las fachadas de sus casas o en las ramas incrustadas en las calles, simbolizando la fecha previo del nacimiento de la Virgen María.

Los farolitos llegaron a elaborarse con ramas de pascua blanca y luego evolucionaron a las estructuras de vara de carrizo, que dan paso a los que se conocen actualmente.

La creatividad de las personas fue tal que en el barrio San José, una familia elaboraba farolitos de frutas como naranjas, piña, melones y sandías.

A estas le extraían la pulpa y les hacían agujeros para convertirlas en llamativos farolitos.

Otra de las evoluciones que tuvo la elaboración de estas estructuras está que antiguamente se forraban con papel china; sin embargo, a la fecha se hace con papel celofán debido a que sus colores son más llamativos.

Ahuachapanecos al rescate de su tradición

La celebración de los farolitos no siempre fue tan popular como lo es actualmente e, incluso, hubo años que estuvo a punto de desaparecer porque la Iglesia Católica comenzó a perder miembros.

Los jóvenes también salían a las calles para destruirlos, lanzándoles objetos con hondillas, por lo que muchas familias dejaron de adornar las fachadas de sus casas.

En 1989, la Casa de la Cultura inició reuniones con las fuerzas vivas de la ciudad para retomar la tradición e incentivar a que nuevamente se adornaran las casas y las calles.

En ese mismo año fue realizada la primera celebración del Día de los Farolitos, que incluyó una procesión y algunas escuelas apoyaron haciendo arreglos y sacando sus bandas musicales para entretener a las personas.

Las puertas de las parroquias fueron abiertas durante la actividad y particulares instalaron ventas de comida típica.
Ese año se considera el inicio de la celebración tal como se realiza actualmente.

Patrimonio cultural inmaterial de El Salvador

La Casa de la Cultura realizó en 1990 el primer concurso de farolitos, que se mantiene vigente, como parte del rescate de esta tradición.

La Asamblea Legislativa decretó en agosto de 2014, el Día de los Farolitos como Patrimonio Cultural Inmaterial de El Salvador, ante la aceptación que tuvo la celebración en el municipio de Ahuachapán.

Atiquizaya, Tacuba, Concepción de Ataco, Salcoatitán, y Apaneca, también celebran el día de los farolitos; sin embargo, ninguno de estos recibió la declaratoria que tuvo Ahuachapán.