Salvador, el primer joven reportado como desaparecido en la zona del cerro El Pital

La Fiscalía General de la República ha recibido el reporte de 981 víctimas del delito de desaparición de personas entre el 1 de enero y el 31 de agosto de 2021, según datos del departamento de estadísticas de esa institución.

Chamba tenía 8 meses laborando en el cerro el Pital. Video EDH/ Fabricio Jirón

Por Lissette Lemus

2021-10-02 9:51:08

En los alrededores del cerro El Pital ya pocos recordaban el dolor y la angustia de sufrir la desaparición de un familiar. Al menos los más adultos, quienes fueron testigos de cómo el Ejército y la guerrilla desaparecieron a jóvenes, mujeres, hombres, niños y ancianos durante más de 12 años de guerra civil, en los municipios de Chalatenango.

Después de 29 años desde los Acuerdos de Paz, los pobladores volvieron a sufrir la ausencia de uno de sus jóvenes: Salvador Omar Flores Fuentes, de 26 años, de quien no se sabe nada sobre su paradero desde el pasado viernes 17 de septiembre, un hecho que ha dejado a sus familiares entre la incertidumbre, el miedo y la tristeza.

Chamba, como le decían en el cantón Los Planes, trabajaba desde hace unos ocho meses en el cerro El Pital, una zona privada y altamente turística, donde lo que más abunda es la tranquilidad, un clima frío y las montañas que embellecen la parte más alta del país.

Unos trabajadores de la zona confirmaron que él estaba laborando como ayudante de albañil en la construcción de nuevas cabañas frente a la zona de acampar.

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El joven trabajaba como en labores de construcción en unas nuevas cabañas en la zona de acampar. Foto EDH/ Lissette Lemus

El día de su desaparición el jornalero llamó a su compañera de vida a las dos de la tarde para preguntarle si ella le había mandado unos mensajes para pedirle saldo, cuando ella le respondió que no, él le dijo que la llamaría más tarde, pero no lo hizo.

Según relatan compañeros de trabajo, después de terminar su jornada laboral, el joven se quedó departiendo unos tragos. A las siete de la noche se fue en su motocicleta hasta una tienda de abarrotes y productos de primera necesidad, en el caserío Río Chiquito, a comprar algunas cosas, entre esas más licor, pero regresó para seguir tomando.

Minutos después de regresar, el joven recibió una llamada y sus compañeros lo notaron “pensativo”, sin embargo, no les comentó nada al respecto.

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A las nueve de la noche, sin dar más explicaciones hacia dónde se dirigía se subió a su motocicleta y tomó el camino con rumbo cerro abajo, “Ya voy a venir”, les dijo, y desde ese momento no se sabe nada de su paradero.

Yesenia, la compañera de vida de Salvador Omar, relata que el viernes por la noche, ella le llamó varias veces, pero no le contestó las llamadas, aunque el teléfono timbraba. “El sábado le seguí llamando y no me contestó, me preocupé porque él siempre mantiene el teléfono encendido”, agrega.

Es por eso que Yesenia ese día decidió llamarle al jefe de Chamba, quien le explicó que el viernes por la noche se había retirado y no había regresado. “Como anoche estaba tomando, pensé que se había ido para la casa, seguro ya va a aparecer”, le dijo.

Yesenia no se dio por vencida y siguió llamando a su compañero de vida todo el sábado y el domingo, sin obtener una respuesta.

Salvador usualmente contestaba el celular. Foto EDH/ Lissette Lemus

El lunes por la mañana decidió ir personalmente a buscarlo al trabajo, donde le confirmaron que desde el viernes que se retiró a las nueve de la noche no sabían nada de él. La mujer se dio la tarea de preguntar a amigos y conocidos de la zona si lo habían visto, sin obtener una respuesta positiva.

El martes la mujer acudió a las autoridades para reportar el hecho y pedir que le ayudaran a buscar a Chamba. Por la mañana fue al puesto policial de Río Chiquito pero de ahí la mandaron al puesto del municipio de San Ignacio y luego hacia la subdelegación de La Palma, donde se inició el procedimiento para la búsqueda. Con apoyo de la policía la joven regresó por la noche hasta su vivienda en el cantón Los Planes.

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Es por eso que, hasta el miércoles Yesenia, una hermana, dos primos y un amigo de Chamba salieron a buscarlo entre el monte y las hondonadas a la orilla del difícil camino que conduce de la parte alta del cerro El Pital al cantón Río Chiquito, pues temían que al transportarse en motocicleta en estado de ebriedad hubiera caído en un barranco.

El joven desapareció en la calle que conduce de la cima del cerro El Pital a Río Chiquito. Foto EDH/ Lissette Lemus

Aunque la búsqueda comenzó temprano, fue hasta cerca de las dos de la tarde cuando encontraron la motocicleta al fondo de un barranco, “estaba intacta, cubierta con hierba recién cortada” relata Yesenia.

En ese momento ella avisó a la policía, pero los investigadores llegaron cuando ya era de noche para verificar la escena.

Al siguiente día, Yesenia en compañía de familiares y amigos de Chamba y un grupo de agentes de la Policía continuaron la búsqueda en los lugares aledaños a donde fue encontrada la moto, sin encontrar una pista que los llevara al paradero del joven.

Desesperación e incertidumbre

Yesenia se niega a creer que estén pasando por esta situación, pues asegura que Salvador Omar nunca había tenido problemas con alguien, que sí tomaba, pero era una persona amable, amigable y trabajadora.

José Derás, de 52 años, ha vivido toda su vida en el cantón Los Planes, y dice que nunca había pasado algo así. “Esto es algo extraño, estamos admirados con esto que ha sucedido porque es el primer caso en la zona del Pital”, comenta.

José conoce a Chamba desde que era un niño y relata que el joven no tenía problemas. “Él era honesto, no se metía en nada, a menos que le hayan hecho esto por envidia, pero por eso es importante que las autoridades investiguen para que no vuelva a pasar” agrega José.

Yesenia y Salvador Omar viven en un cuarto pequeño de piso de tierra construído de madera y lámina, en el fondo de una hondonada en el cantón Los Planes. Ella, junto a sus dos hijas, se mudaron hace cuatro años desde un municipio del occidente del país, para vivir con él.

“Mi familia vino a traer las niñas para que yo pueda dedicarme a la búsqueda de él” comenta la joven.

Tres osos de peluche adornan la habitación de la pareja. Foto EDH/ Lissette Lemus

En el interior de la habitación, en la cama bajo un mosquitero naranja sobresalen tres osos medianos de peluche, los cuales Omar había llevado de uno en uno. A un lado, se encuentran un par de zapatos y la mochila que Omar dejó en el trabajo, el día que desapareció.

Tras la desaparición de su compañero de vida, Yesenia relata que cada noche no ha sido fácil, ha perdido el sueño, cuando piensa dónde estará, si le están haciendo algo, si está vivo o no. “Yo me he encerrado en mi cuarto, me he puesto a llorar, pero luego me he hincado y le he pedido a Dios que sea él, el que me ayude, que traiga el muchacho con bien” dice. Ella es integrante de la iglesia de la Asambleas de Dios en la comunidad.

Yesenia dice que se escuda en la oración para sobrellevar la desaparición de su compañero de vida. Foto EDH/ Lissette Lemus

981 personas reportadas como desaparecidas de enero a agosto

La Fiscalía General de la República ha recibido el reporte de 981 víctimas del delito de desaparición de personas entre el 1 de enero y el 31 de agosto de 2021, según datos del departamento de estadísticas de esa institución.

El mayor número de denuncias recibidas en la Fiscalía ocurrió en el mes de abril, con 154 casos, seguido por marzo con un total de 127 casos, en tercer lugar se encuentra agosto con 123 víctimas reportadas.

En promedio, cuatro personas desaparecen en El Salvador, según los datos recolectados por esa institución, bajo el delito tipificado en el artículo 148-A, del Código Penal.

Del número de casos reportados, 648 son hombres, 330 mujeres y 3 casos permanecen sin registro de género.