La Fundación para el Desarrollo de El Tamarindo (Fundatamarindo) de Conchagua tiene 20 años de haber iniciado el proyecto del corral para la incubación de los huevos de tortuga marina el fin es seguir protegiendo a las que llegan a desovar a las costas de Conchagua.
En dicho periodo, la fundación considera que ha liberado unas 200 mil quelonios de varias especies en la playas de El Tamarindo.
Cada año hacen una inversión de cinco mil dólares en la compra de los huevos, pago de la persona encargada del cuido y mantenimiento del corral.
En cada liberación que hacen de las tortugas recién nacidas invitan a los niños de las escuelas y pescadores artesanales para que estos tengan la iniciativa de liberarlas al mar y protegerlas.
César Carranza coordinador local de la fundación indicó que todo inició de forma artesanal el vivero era unas improvisadas hieleras para incubar los huevos, “luego empezamos a trabajar en construir el vivero y cada año fue aumentando el número de huevos recolectados”.
Rutilio Enríquez, encargado del vivero, dijo que tiene más de diez años de estar trabajando con la Fundación en el cuido y mantenimiento del vivero. “El proyecto es un éxito cada año, porque son menos los huevos que se van al consumo y comercialización, los tortugueros han tomado conciencia sobre la importancia de la protección”, agregó.
Este año han sido menos las tortugas que han arribado a las playas de las costas a depositar los huevos, según los expertos es por varios factores entre ellos el cambio climático y las malas prácticas de la pesca artesanal e industrial.
Este año la Fundación ha recibido el apoyo financiero del Fondo de Iniciativa para las Américas (Fiaes) para el funcionamiento del vivero a través del proyecto de Protección y Conservación de las Tortugas Marinas.
Ever Guevara, coordinador del proyecto de conservación por parte de Fiaes, dijo que la tortuga está en la lista roja de extinción a nivel nacional y mundial, por lo que es necesario educar a la población en cuanto al peligro que hay al no protegerla.
Son 20 personas que se dedican todas las noches a la recolección de los huevos y luego estos son llevados al corral; ahí les pagan a $2.50 dólar por cada docena.