Rosa Pineda, de 87 años, residente de la comunidad Santa Marta Las Mesas, recuerda perfectamente la tragedia del huracán Mitch, 22 años atrás, en el que ella y su familia perdieron casi todo. Es por eso que esta vez no dudó en evacuar ante la amenaza del huracán Eta, que ingresó también por el Atlántico a Centroamérica, afectando a Nicaragua y Honduras y amenaza con causar daños en El Salvador.
“A las 4 de la mañana nos llegaron a a sacar”, explica y relata que escuchó que podrían soltar agua del Río Lempa. “El Lempa está bajo, pero ese río es como cuando ustedes dejan café en el fuego, si se descuida se rebalsa”, explica haciendo uso de la creencia popular.
Ella y otras cincuenta personas, entre ellos 20 niños, han sido llevados a un albergue, lejos del cauce del río, en el caserío Santa Marta del Bajo Lempa. Ruth, la enfermera de la localidad, explica que las personas provienen de al menos seis comunidades a la redonda y que su principal preocupación es garantizar que el albergue no se convierta en foco de contagio de otras enfermedades como el COVID-19.
En total, son nueve niñas, 11 niños, 15 mujeres, 13 hombres, 3 mujeres de la tercera edad y un hombre de la tercera edad, quienes se encuentran albergados en ese sitio. Componen 33 familias entre el caserío Santa Marta y la isla Montecristo.
La evacuación de las comunidades se hizo en coordinación con el comité de Protección Civil de la Alcaldía de San Nicolás Lempa y es parte de los procesos de alerta temprana frente a posibles descargas de agua en el río, que suelen causar inundaciones en la zona. Sin embargo, a el lugar no ha llegado ninguna coordinación de las autoridades de prevención y mitigación del gobierno central.
Hasta las 11 de la mañana de este martes, las principales necesidades de las personas albergadas era alimento para todos. Únicamente habían recibido agua y mascarillas.
Así amaneció Nicaragua después de que Eta tocara tierra