El herrero de Conchagua

El unionense Teódulo Ramírez comenzó a los ocho años de edad en el oficio de herrero.

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Por Insy Mendoza

2018-05-02 9:40:47

LA UNIÓN. Teódulo Ramírez Santos, de 53 años de edad, es el único herrero en el departamento de La Unión y el pequeño taller funciona en su casa en la colonia Santa Mónica, en Conchagua, La Unión.

Ramírez es originario de Anamorós, zona norte del departamento; ahí aprendió el oficio de la herrería a los ocho años de edad. Sus padres no le dieron estudio y lo mandaban a trabajar en la agricultura.

Pero Ramírez conoció a un herrero que llegaba desde Morazán hasta Anamorós para realizar trabajar y fue él quien lo incentivó a aprender el oficio.

Primero empezó a mover la fragua, que es una herramienta artesanal que está conectada a la hornilla para generar aire y encender el fuego; luego ayudó al proceso de convertir el hierro en diversas herramientas.

En su taller fabrican cumas, machetes, barras, azadones, cinceles y todo lo que el cliente le pida. El producto es distribuido en los mercados de Corinto, Morazán, Anamorós y Chirilagua en San Miguel.

El unionense tiene 40 años de dedicarse a la herrería; él residió en el cantón El Cacao, siempre de Conchagua; y luego se instaló en colonia Santa Mónica.

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Han sido preparadas en técnicas como el tejido en telares de dos marcos y la elaboración de accesorios confeccionados con materiales de desecho. Ahora trascienden fronteras con diseños originales bajo la marca Lula Mena.

Ramírez no usa equipo de protección para las manos, el cuerpo, ni el rostro; pese a ello no ha tenido accidente de trabajo.

Teódulo tiene a dos personas de ayudantes; en la semana hace seis docenas de cumas y machetes; todo depende de los pedidos de los clientes.

“A los 17 años ahorré y me fui a trabajar a los Estados Unidos, después de vivir 16 años decidí regresarme a El Salvador a poner mi pequeño taller donde mis clientes siempre han preferido la calidad del material”, agregó Ramírez Santos.

Édgar Hernández, de 25 años, amigo y ayudante de Teódulo, tiene cuatro meses de haber empezado en el oficio.
“Es un trabajo pesado pero que da ganancias; mi meta es aprender hacer todo lo que mi amigo hace y es una buena herencia que me dejará”, agregó Hernández.