Los raspones, heridas y golpes que se le muestran en sus piernas y brazos son las marcas que le dejó el deslave que lo arrastró por unos 60 metros. Herberth Barrios Cortéz, tiene 38 años de edad y lo que vivió la noche del jueves es el peor desafío a la muerte que ha enfrentado en su vida.
Pero el golpe más duro que recibió fue haber perdido a su madre, Esperanza Torres Barrios, de 55 años, y su hermano, Sandro Vladimir Erroa Silva , de 16. Su padrastro, Miguel Ángel Maldonado, de 58 años, aún se encuentra desaparecido.
Herberth, quien está albergado en la iglesia evangélica Siloe en Nejapa, relató que el ruido de los truenos que se confundía con el bullicio de la lluvia, no pudo percatarse de que venía el deslave. “Fue una lluvia bien misteriosa, como que Dios nos quería decir algo”, dijo Herberth.
Relató que de repente escuchó gritos de su madre y él se levantó para ver que era lo que le pasaba, pero al tratar de abrir la puerta de su cuarto, sintió la fuerza del agua por la espalda.
“Fue tremendo, terrible, la correntada me arrastró quizás unos 60 metros río abajo, fueron los momentos más difíciles de mi vida. Cuando iba golpeándome con cuanta cosa me encontraba a mi paso, solo pensaba en mi madre y en Dios”, contó Herberth.
“Lo que más me afligía era en que me podía golpear con algo más grande como una roca y que me hubiera quebrado alguna pierna. Uno en esos momentos se vuelve indefenso, sin fuerzas, solo por la misericordia de Dios es que estoy vivo”, relató.
Relató que de repente sintió que la correntada lo contraminó contra un cerco y como pudo logró tomarse de algo que no pudo diferenciar y luego se agarró a un árbol de mango.
“Yo quedé enmedio de las dos crecientes ( del deslave), agarrado como podía del árbol de mango y así pasé como unos 15 minutos hasta que una de las crecientes bajó su nivel y así fue que me puse a salvo”, relató.
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