“Ortega se sube al ring solo y sus jueces le levantan la mano”, dice analista nicaragüense

Este domingo, los nicaragüenses van a elecciones presidenciales en un proceso amañado por el régimen al cancelar partidos opositores y apresar a sus candidatos más populares.

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Foto Archivo

Por Enrique Miranda

2021-11-07 4:47:56

Estados Unidos, la Unión Europea y Naciones Unidas ya dijeron que las elecciones de este 7 de noviembre en Nicaragua no gozan de garantías por la cantidad de atropellos que el régimen ha cometido contra sus rivales políticos: Daniel Ortega, de 76 años, busca su tercera reelección y su quinto mandato con las reglas del juego totalmente en contra de la oposición como nunca se había visto. Aprobó leyes hechas a la medida para cancelar partidos opositores y encarcelar a candidatos, líderes de la sociedad civil, empresarios y periodistas. El analista nicaragüense Enrique Sáenz hace un esbozo de lo que sucederá este domingo.

Daniel Ortega encarceló a sus rivales políticos meses antes de las elecciones presidenciales de este domingo. ¿Cómo define el evento electoral en Nicaragua?

Esto es como una pelea de boxeo. La comunidad internacional se percató que había una dictadura en Nicaragua hasta las masacres de 2018, pero ya Daniel Ortega había participado solo en las elecciones de 2016. Esto es como una pelea de boxeo: en la cual un boxeador encarcela a sus posibles contrincantes, se sube al ring y solo deja entrar al gimnasio a su propia barra. Coloca como juez a los empleados de su casa: al vigilante, al jardinero, a la cocinera, etcétera. Esos son los jueces y bueno: aparece con los guantes en el ring pero él solo. Esa no es una pelea, esa es una payasada, una pantomima. Eso es lo que está ocurriendo.

VER: Nicaragua a elecciones entre “farsa” y represión

¿En la papeleta de votación irá solo la bandera del partido de Ortega?

Hay otros grupos políticos que son cómplices, comparsas de Ortega que les permite participar para que agarren una tajadita con los reembolsos electorales, y un diputado este y un diputado aquel como premio a su complicidad. Igual que ocurría en algunos países de Europa del Este antes que cayera el muro de Berlín. No hay ninguna novedad en esto.

Vimos cómo al grupo opositor más fuerte le encarcelaron todos sus potenciales candidatos. Al final, ¿logró llevar algún candidato?

Ortega acabó con todo, despojó de personalidad jurídica hasta los partidos que eran sospechosos, ni siquiera que eran claramente opositores. Encarceló a cualquier aspirante. Él sube al ring solo y los jueces, que son sus empleados, le levantan la mano, pero ahí no hay ninguna pelea, no tiene adversario. Esto es una pantomima montada por un dictador que en su afán demencial está aferrado al poder y a tratar de mantenerse cueste lo que cueste.

Desde 2018, con las protestas como marco, hemos visto cómo la situación en Nicaragua se ha ido complicando. ¿Cómo lo ve desde el exilio?

Para esta dictadura lo que va a ocurrir el 7 de noviembre es un expediente administrativo con el que Ortega pretende dar continuidad al “status quo”, es decir, a su régimen dictatorial, pero escalando una grada más en esta ruta dictatorial. Entonces: ni son elecciones, ni son votaciones, es una pantomima.

Lo otro es que, como se trata de un paso más en una ruta que ya viene de lejos, no se puede leer la situación de Nicaragua y sus perspectivas únicamente en clave electoral. Este es uno de los varios tableros en los que juega Ortega, el tablero electoral. Pero lo que pretende Ortega es imponer, por así decirlo, un nuevo modelo o el modelo reformado de dominación política.

¿A qué se refiere?

Bueno, desde el año pasado impuso un conjunto de leyes que remodelaron el esquema de dominación política. Impuso la Ley de Agentes Extranjeros que se conoce como Ley Putin porque se copiaron no solo el texto sino hasta el nombre de una ley que impuso Putin en Rusia. Impusieron una reforma constitucional en virtud de la cual se pasó la pena máxima de prisión de 30 años a prisión perpetua para lo que llaman delitos de odio.

Ortega y sus voceros acusan a sus opositores de cometer delitos de odio, es decir, una ley para castigar a opositores. Impuso una reforma al Código Procesal Penal en virtud de la cual un ciudadano puede estar detenido 90 días sin ser puesto a la orden de la autoridad judicial. Antes de la reforma eran 48 horas, ahora son 3 meses.

Igualmente impuso la Ley de Ciberdelitos para sofocar a los medios de comunicación independientes y también a quienes publican en redes sociales. De hecho, hay un periodista deportivo que tiene más de tres meses de estar encarcelado y una de las pruebas que presentó la Fiscalía en el juicio es un retuit que hizo de la declaración que hizo el Departamento de Estado norteamericano.

Es decir, haber retuiteado una declaración oficial de un gobierno se presentó como prueba del delito de conspiración de este periodista que se llama Miguel Mendoza.
Ortega lo que hizo es construir un entramado institucional y legislativo para escalar su modelo de dominación, de tal forma que ese es el marco en el que se inscribe esta pantomima electoral.

Hemos visto leyes a la medida contra los opositores. ¿Por qué se ha recrudecido esta ofensiva? ¿Antes no le hacía falta porque tenía mayoría?

Ortega viene falsificando el proceso electoral desde antes. Esta mayoría a la que alude... una evidencia del éxito de Ortega en mostrar a la comunidad internacional de que todo iba sobre rieles. Pero aún en la elección que le permitió a Ortega retornar al gobierno en el 2007, a esta altura del partido, los nicaragüenses no conocemos el 8 % de los votos de esa elección. Es decir, el Consejo Supremo Electoral no dio a conocer cuál fue el resultado del 8 % de los votos. O sea, la elección original se encuentra en cuestión, lo mismo la del 2011; lo mismo, más crudamente, la del 2016 y por supuesto ahora que ni siquiera elecciones son.

Evidentemente aquí hay dos causas: una que Ortega se ha ido percatando que la base social con la que contaba se ha ido reduciendo. En consecuencia, frente al estrechamiento, según la última encuesta de CID Gallup, solamente el 8 % de los encuestados mostró respaldo para el Frente Sandinista. Ortega está mejor informado que eso y al estrecharse más su base social y transformarse en una base social no solo minoritaria, sino que precaria, pues trata de mantenerse en el poder estrechando el cerco represivo.

Hay otro motivo: Ortega, en las pocas declaraciones públicas que ha dado en entrevistas expresó claramente que él consideraba que el modelo político ideal era el cubano. Argumentaba que tener varios partidos fragmentaba la nación y que un partido único, como en Cuba, expresaba el sentido nacional. Obviamente Ortega no puede repetir el modelo cubano en Nicaragua, pero puede intentar aproximarse con un partido hegemónico y unos partidos políticos de comparsa que le hacen el juego.

Esto es una ruta, no un punto de quiebre que Ortega ha venido construyendo paso a paso y ahora sube un escalón más.

Si esta es una ruta, ¿cuál es el destino al que pretende llegar Ortega?

Ortega no tiene límites en su afán demencial. A estas alturas no estamos hablando de un proyecto político, estamos hablando de un aferramiento demencial al poder. Ortega no tiene límites, cualquier cosa puede esperarse de él. El asunto es si la realidad coincide con esta actitud demencial de Ortega, porque en estas condiciones tiene la posibilidad de poner su voluntad en noviembre, pero eso no le asegura 5 años de continuidad en el gobierno porque no resuelve la crisis política, no resuelve el aislamiento internacional, no resuelve la crisis económica real, no resuelve el desempleo, que es creciente.

La carestía de la vida ni tampoco restablece ninguna base social de apoyo. En consecuencia, esta pantomima no marca una diferencia en la gestión de Ortega ni en la crisis que enfrenta. Ortega se podrá prolongar, no sabemos cuánto, porque los procesos sociales y políticos reales no tienen fecha en el calendario, pero él no puede ni revertir, ni siquiera contener esas crisis. ¿Cuándo va a reventar? No sabemos. Pero ese mecate no aguanta, ese mecate va a reventar en algún momento de algún modo.

¿Qué salida ve para Nicaragua?

Me parece que Ortega en este afán demencial ha estado sembrando oportunidades para la oposición. Será una cuestión de si aprovechamos o no esas oportunidades frente a las divergencias que existían entre opositores: izquierda, derecha, sandinistas, antisandinistas, pobres, ricos… Ortega no discriminó: echó presos a desempleados, trabajadores, conductores y ejecutivos bancarios. Echó presos a dirigentes de izquierda y de derecha, a dirigentes políticos, dirigentes sociales y dirigentes empresariales, a mujeres, jóvenes y de la tercera edad. Mostró de manera contundente y dolorosa la contradicción entre dictadura y democracia.

En consecuencia, Ortega restableció las bases para un reacercamiento de las fuerzas opositoras que se está produciendo. Igualmente, la brutalidad de su embestida llamó la atención de la comunidad internacional. Jamás los opositores hubiéramos llamado no solo la atención sino la acción de la comunidad internacional si no hubiera sido por esta brutal embestida de Ortega.

Ahora está en nosotros si somos capaces de aprovechar estas oportunidades. Por supuesto, no va a ser de la noche a la mañana; Ortega tampoco construyó su dictadura de la noche a la mañana. Tenemos que adoptar una perspectiva que no puede ser cortoplacista, ni inmediatista, pero eso no significa que podemos parar.

Como no es inmediata la solución tenemos que empezar ayer. Pero Ortega no tiene instrumentos ni económicos ni políticos ni internacionales para revertir la crisis. Aunque también Ortega juega en varios tableros, él busca cómo generar contradicciones que permitan distraer. Como tiene cercanía con el gobierno de Honduras, hay una divergencia entre Honduras y El Salvador en el Golfo de Fonseca; entonces, como él es compinche del gobierno de Honduras, hacen un mamotreto para enturbiar el ambiente en Centroamérica.

¿Qué gana Ortega con esa firma del Golfo?

Ortega se ha convertido en refugio de los gobernantes corruptos de Centroamérica. Honduras se ha abstenido sistemáticamente en las votaciones en la OEA y eso es un favor a Ortega. Hay negocios de por medio con sectores hondureños que han sido denunciados en los medios, le ha servido de desahogo frente a las sanciones a empresas del capitalista Ortega como jefe del grupo empresarial más poderoso del país; pues como tienen restricciones en Nicaragua, inventan empresas mamparas para seguir haciendo negocios desde Honduras.

Hay una relación muy estrecha. Hay complicidades. En este caso se trata de enturbiar el ambiente en Centroamérica para distraer de la atención. Obviamente no lo ha logrado hasta ahora.

¿Qué tanto han funcionado las sanciones a Ortega de EE.UU. y Europa?

La comunidad internacional no nos va a resolver el problema a los nicaragüenses. Es un actor que contribuye, complementa los esfuerzos nacionales, pero la comunidad internacional no nos va a resolver el problema. Ha sido un actor, no nos podemos poner a rasgar las vestiduras. Con esto, decía que también pasa desapercibido que Ortega se apropió privadamente de la totalidad de la cooperación venezolana. Además, se apoderó de empresas del Estado, aprovechando el poder político.

Entonces, parte de las sanciones han sido al patrimonio privado de Ortega, no como gobernante o al grupo político sino que como empresario. Entonces, se sancionó al banco de Ortega, a la empresa más lucrativa que tenía. Eso que son golpes al capital privado del grupo en el poder obviamente que le duelen. Cercenan su poder económico. Por eso tiene esta alianza en Honduras. Eso no lo va a botar, pero lo debilita.