El virus hizo lo que ni la guerra consiguió: parar la Semana Santa en Izalco
La situación del COVID-19 hizo que los preparativos del Viernes Santo se detuvieran en el municipio de Izalco, uno de los lugares más emblemáticos de Semana Santa
Los cánticos y vítores de la procesión del Santo Entierrohan sido cambiados por el anuncio de un pickup de la alcaldía de Izalco que indica que se irán desinfectando las calles del municipio.
En los barrios que solían haber cientos de personas que llegaban de todo el país para sumarse a las celebraciones de Semana Santa, ahora reina la soledad; y las únicas aglomeraciones que se observan son las de personas haciendo filas en el supermercado.
Las estaciones de Vía Crucis que adornaban las entradas ahora yacen dentro de las viviendas de los pobladores de Izalco.
David Sarmiento, que profesa la fe católica desde hace 65 años, ha colocado la segunda estación del Vía Crucis en su jardín. Con nostalgia tomó un incensario improvisado que hizo con una lata de leche y comienza a moverlo frente a la estación.
Con mucha resignación él comentó que desde que tiene uso de razón, las celebraciones de la Semana Santa nunca se habían detenido.
“A mis 65 años de vida han pasado terremotos, pasó la guerra y nosotros nunca paramos… No celebrar la Semana Santa en Mi Pueblo es como estar preso”, dijo don David Sarmiento.
Sarmiento pertenece a la hermandad del Santo Entierro, una organización fundada en 1882. El presidente de la hermandad, Joaquín Torres, resguarda en su hogar una plétora de vestimentas que estaban destinados a ser llevados por las imágenes de Jesucristo durante las celebraciones litúrgicas.
El comentó en las semanas anteriores que los miembros de distintas hermandades quisieron organizar una procesión menos ostentosa, en la que las familias estuvieran presentes.