Orgullosos de no haber reportado nuevos casos de contagios por Covid-19, los comerciantes y trabajadores del Mercadito de Merliot siguen trabajando bajo un estricto protocolo de bioseguridad que garantiza la salud de sus clientes y la calidad de los productos.
Los 370 negocios que funcionan en las instalaciones de 3,835 metros cuadrados articulan una estrategia de autocuido que incluye vigilancia continua, estrictas medidas de higiene y manipulación de productos, además de sanciones para quienes no acaten las reglas en favor de la salud de trabajadores y clientes.
Gladys Ordaz, administradora del mercado, explica que la distribución de alcohol gel, mascarillas y la toma de temperatura es el pilar de su estrategia, pero que esos insumos no serían suficientes sin que se hubiese motivado una cultura del cuido colectivo y las buenas prácticas de vigilancia epidemiológica por parte de los mismos comerciantes.
“Estamos muy bien informados y los clientes caminan seguros por los pasillos”, explica Silvia Pérez, quien vende frutas y verduras justo frente a una de las entradas principales del Mercado.
Villa Guzmán, quien comercia con cereales y otros productos, opina que una de las buenas medidas del Mercadito es la prohibición del ingreso de personas que no porten mascarilla o hayan pasado por la toma de temperatura obligatoria en la entrada.
“Las personas se sienten seguras porque pueden ver que nosotros cumplimos con las medidas de protección: usamos las mascarillas y el alcohol gel”, explica Francisco López, mesero en Cocteles Silvia.
Cecilia López, gerente de Restaurante Maurita, describe que si clientes y comerciantes cumplen su parte, el Mercadito de Merliot se vuelve un lugar seguro en donde realizar las compras de la canasta básica o para visitar restaurantes y otros servicios que se ofrecen dentro de sus instalaciones.
El Mercadito de Merliot abre sus puertas todos los días a las 7:00 de la mañana y cierra a las 5:00 de la tarde.
