11 de marzo, fecha de su ingreso al país.
Luego de permanecer un día en Jiquilisco fueron llevadas a Zaragópolis en Zaragoza donde, ese día, no hubo personal del Ministerio de Salud (Minsal) que las recibiera. Aunque para la noche ya había enfermeras, doctores, soldados y policías alrededor del centro.
Los días siguientes fueron cada vez más duros: las obligaron a permanecer en las habitaciones con la puerta cerrada, a comer en un espacio muy reducido, a lavar las veces que llegaba personal de limpieza, a aceptar todas las medidas.
Hoy, que llevan 31 días en esta situación piden al Gobierno que pronto les den la salida. “Estamos desesperadas, no es posible que haya pasado tanto tiempo y sigamos aquí, tenemos las pruebas hechas, hemos cumplido los 30 días, solo pedimos que resuelvan pronto nuestra salida”, dice la más joven de todas.
La doctora responsable aún no tiene la autorización del Ministerio de Salud para dar la salida a estas personas; ella espera que le envíen la documentación necesaria para coordinar los traslados. Sobre todo ahora que las decisiones están centralizadas y que la orden viene del ministro a los encargados regionales y de estos a los encargados de cada centro.
Las cuatro no han presentado síntomas durante los 31 días que han permanecido ahí. “Nos han tomado la temperatura mañana y noche y todas hemos salido bien. Aquí los únicos problemas de salud que tenemos son gastrointestinales y de salud mental por la ansiedad de no saber nada, de qué va a pasar con nosotras”, dicen.
La Procuraduría de Derechos Humanos (PDDH) acompañó el proceso de salida de dos personas que se encontraban en este centro. Ellas fueron dadas de alta este día, hoy esperan que el Gobierno resuelva el caso de estas cuatro mujeres quienes ya cumplieron no solo los treinta días de cuarentena sino que su retención se ha extendido a un tiempo indefinido.