Padre condenado a 10 años de prisión por matar a amigo de su hijo mientras hacían una "pijamada"

Mauricio Edgardo Guerra, de 28 años, fue invitado por un amigo a una "pijamada". Los padres de su amigo no sabían de su visita, la cual terminó en tragedia.

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Imagen de referencia. Foto EDH/ Shutterstock

Por Lissette Lemus

2021-09-21 4:00:56

Mauricio Edgardo Guerra, de 28 años, fue asesinado la noche del 23 de diciembre de 2018 por Julio Edgardo Rodríguez Barrera, quien le disparó en dos ocasiones, un disparo fue en la pierna y el otro en la cabeza, cuando encontró al joven en la habitación de su hijo, las investigaciones indican que ambos jóvenes mantenían una relación sentimental.

Por este caso el Tribunal 2º de Sentencia de Santa Ana impuso la semana pasada una condena de 10 años de prisión a Julio Edgardo Rodríguez Barrera, de 51 años, por el delito de homicidio simple, tipificado en el artículo 128 del Código Penal.

Los hechos ocurrieron hace más de dos años en el barrio Apaneca, municipio de Chalchuapa, Santa Ana.

La investigación indica que la noche anterior a la tragedia, Mauricio Edgardo salió de su vivienda, localizada en una zona rural de Chalchuapa, a bordo de una bicicleta, hacia la casa de un amigo, el hijo de Julio.

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Nadie en la vivienda sabía de la visita, excepto el hijo de Julio, quien estaba pendiente de la llegada de su amigo.

Según las investigaciones, a eso de la 1:30 de la madrugada, Julio y su esposa se despertaron porque el perro ladraba, luego escucharon ruido en la habitación de su hijo, por lo que él se levantó y sacó dos revólveres que guardaba en su habitación.

Una de las armas se la entregó a su esposa y le indicó que se quedara en el cuarto, mientras él salió al patio de la vivienda y luego se dirigió a la habitación de su hijo, donde encontró a Mauricio, a quién no conocía, y le disparó.
Según declaró la esposa, ella solo escuchó dos disparos, después de eso, él dejó el revolver con el que había disparado y huyó de la casa.

Foto/ Cortesía Centros Judiciales

Minutos después, la policía fue alertada de que un sujeto había entrado a robar en una vivienda del barrio Apaneca.

Después de dar varias rondas en la patrulla, los agentes lograron llegar a la la casa de Julio donde encontraron a la víctima herida y tirada en el piso, aún con vida, por lo que de inmediato fue traslado al Hospital Nacional de Chalchuapa.

La víctima falleció mientras era atendido en el centro de Salud, debido a la gravedad de las lesiones.

Los agentes que atendieron el llamado se percataron que ninguna de las chapas de la vivienda habían sido forzadas, lo que ponía en duda la versión de que la persona herida fuera un asaltante que ingresó a la casa furtivamente.

Además, en la sala de la vivienda encontraron una bicicleta montañesa semiprofesional, la cual no pertenecía a ningún integrante de la familia.

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Poco después, el hijo de Julio confesó a los agentes que conocía a Mauricio y que esa noche lo había invitado a una pijamada, a escondidas de sus padres, por lo que esperó que ellos estuvieran dormidos para dejarlo entrar a su habitación.

Durante el fallo, la jueza valoró la prueba testimonial, pericial y documental presentada por el Fiscalía General de la República, la cual estableció que la muerte de Mauricio Edgardo se debió a la gravedad de una lesión en la cabeza que le provocó el imputado con arma de fuego.

El balazo mortal había sido disparado a quemarropa por la parte de atrás de la cabeza, indicando que no pudo darse en un forcejeo, lo cual descarta que Julio le dispara en legítima defensa.

La jueza determinó que previo al disparo en la cabeza, el imputado ya había sometido a la víctima pero aun así, la ejecutó.