Investigadores buscan más cadáveres en fosa del sicópata de Chalchuapa

La Fiscalía aún no tiene claro cuántos cuerpos están enterrados en la fosa macabra de la casa 11 del callejón Estévez, de Chalchuapa, donde Hugo Ernesto Osorio enterró a sus múltiples víctimas.

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Foto: EDH / Menly Cortez

Por Rafael Cerna

2021-05-18 7:50:37

Familiares de desaparecidos siguen llegando desde diferentes puntos del país hasta la casa del sicópata de Chalchuapa, en Santa Ana, con la macabra incógnita de que aquella persona de la que dejaron de tener noticias podría estar entre los muertos que el asesino en serie enterró en una fosa.

Ayer al menos tres abatidas personas acudieron a la casa 11 del callejón Estévez, con fotos de sus parientes, y preguntaron si alguno de los cuerpos encontrados allí coinciden con las características de sus extraviados.

Respuestas e identidades aún no hay determinadas más allá de las cuatro "primeras" víctimas, la que habría matado Osorio y cuyos cuerpos fueron encontrados el 8 de mayo de este año.

El equipo fiscal que lleva el caso toma nota de quienes acuden, mira fotos y les informa que la investigación continúa, que deben esperar para tener respuestas.

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Mientras tanto, Fiscalía y PNC continúan buscando víctimas y desenterrando cadáveres, ayudados por unos 15 reos en fase de confianza.

Estos últimos seguían ayer sacando sangre coagulada de las fosas donde están los cadáveres para luego enterrarla en un cañal, justo frente a la vivienda donde Hugo Ernesto Osorio cometía sus barbaries.

Por el momento, la Fiscalía no da mayores datos sobre las víctimas. Solo sabe que hay al menos 13 cadáveres, pero según las declaraciones extrajudiciales del mismo Osorio, habría al menos 42 cuerpos enterrados.

Él comenzó a matar en serie, según su confesión, hace unos dos años. A sus víctimas mujeres primero las violaba y luego mataba.

“Tenía cara de buena gente”

Natividad Álvarez, una vecina, todavía no cree que Hugo Osorio, el hombre del que siempre pensó que tenía cara de buena gente, esté acusado de tanto crimen. Ella vive a la vuelta de la casa más macabra de Chalchuapa, la del sicópata.

“Yo siempre lo veía pasar y saludaba, parecía un buen muchacho, pero no sabía que su corazón tuviera tanta maldad", dijo Álvarez.

Su hijo, Ernesto Ramírez, de 42 años, está entre los detenidos por tener vínculos con el confeso asesino serial, el expolicía quien mató a algunas sus víctimas a golpes con un tubo.

“Se llevaron a mi hijo y él no hacía nada”, reiteró la señora de 80 años, quien dijo estar desamparada, sola con su nieto de 11 años.

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Como ella, otros pobladores de Chalchuapa dijeron ayer que al presunto homicida lo vieron varias veces, pero que nunca le notaron ningún mate raro.

"Mire cómo son las cosas, un asesino nos volvió famoso el pueblo (Chalchuapa). Hoy todos hablan del sicópata", dijo un hombre en una cafetería del centro de la ciudad y quien pidió que su nombre no se publicara.

Dos policías que ayer custodiaban la "escena del crimen" dijeron a periodistas de elsalvador.com que lo que allí han visto quizá solo durante la guerra había ocurrido. "Son muchos muertos, no son osamentas, algunos cadáveres están medio frescos", dijo uno de ellos.

Los trabajos de búsqueda de cuerpos comienzan a las 8:00 de la mañana y terminan a las 4:00 de la tarde, confirmaron los agentes.

La búsqueda de víctimas es dirigida por el antropólogo forense de la Fiscalía Israel Ticas.

"Según el ingeniero (Ticas), esto va para largo, la investigación seguirá a saber por cuántos días", agregó uno de los agentes.

A unos cinco metros de la entrada de la casa macabra, el olor a cadáveres descompuestos ya se siente. Ayer, varios cuerpos aún no habían sido retirados por Medicina Legal, porque la Fiscalía no había dado la orden. El proceso de desenterramiento seguía.