Cristian tenía muchos sueños, uno de ellos era poder viajar a Estados Unidos para reunirse con su madre, a quien no veía personalmente desde que él tenía tres años. Ese anhelo tenía planeado cumplirlo a finales de enero, pero quedó truncado.
Cuando su madre migró en busca de mejores condiciones económicas para su familia, Cristian quedó al cuidado de su abuela y su tía, por tal razón se convirtió en el más consentido y querido de toda la familia. “Yo lo considero mi hijo, él siempre me incluía en sus planes” dice entre sollozos Leticia, tía de Cristian.
El dolor y la incertidumbre de Leticia y toda su familia inició el pasado 10 de enero, cuando recibió tres llamadas desde el trabajo de Cristian para informarle que habían perdido la comunicación con él desde la 1:00 de la tarde y desconocían su paradero. Eran las 6:00 de la tarde, hora que usualmente él regresaba del trabajo.
El joven tenía menos de un mes de haber iniciado a laborar como gestor de cobros de un institución financiera, pero anteriormente había laborado en otras dos empresas haciendo la misma labor.
Tras las llamadas, lo primero que hizo la señora fue buscarlo en la casa de sus mejores amigos, en las calles aledañas a su vivienda en el municipio de Monte San Juan, pues tenía la esperanza de encontrarlo ahí.
La alerta se fue extendiendo rápidamente pues Cristian tenía muchos amigos. A las 8:00 de la noche la búsqueda del joven se extendió a través de llamadas y mensajes a sus conocidos dentro y fuera del municipio. “La noche fue angustiosa, nos sentíamos impotentes” relata Leticia.
“El caso de los hermanos Guerrero es emblemático, doloroso y muy triste”
Rapto y desaparición
Al siguiente día, Leticia en compañía de una sobrina iniciaron el calvario que pasan todos los familiares de los desaparecidos. Por la mañana pusieron la denuncia en la Policía después de visitar dos delegaciones, otros parientes emitieron la alerta de búsqueda en redes sociales, la cual se viralizó rápidamente.
Ese día la motocicleta de Cristian fue encontrada quemada y se conoció a través de redes sociales que el joven había sido raptado por supuesto pandilleros en la zona del cementerio de San Martín. Esta información coincidía con una alerta recibida con el 911 en el que denunciaban que unos pandilleros tenían a un motociclista.
Cuatro días después de la desaparición la familia del trabajador en compañía de un grupo de amigos viajaron desde Monte San Juan hasta San Salvador con la intención de manifestarse frente a Casa Presidencial para pedir ayuda al presidente Bukele; sin embargo, una patrulla de la Unidad de Mantenimiento del Orden, ni siquiera les permitió bajarse de la unidad de transporte, negándoles el derecho a manifestarse.
Pero para la familia de un desaparecido, cada día que pasa acrecienta la desesperación, el temor y la angustia.
Es por eso que el 16 de enero realizaron una jornada de oración en la plaza pública del municipio, eso ha sido seguido de una vigilia, pega de carteles, rezos y la creación de una cuenta de Facebook dedicada a la búsqueda de su familiar.
Han pasado veinte días y la desesperanza comienza a invadir a los parientes de Crisitian. En la misma sala donde Leticia compartió tantas alegrías y conversaciones con su sobrino, ahora ha colocado una vela encendida en su memoria.
“Sentimos una impotencia grande, a esta altura creemos que el hallazgo ya no será positivo, pero solo queremos encontrarlo” dice desconsolada Leticia, mientras permanece sentada en un pasillo desde donde se observa la habitación de su sobrino.
Los familiares de Cristian comentan que las autoridades les han comentado que siguen trabajando en el caso, pero hasta ahora siguen sin conocer el paradero del trabajador.
Para este día, esta programada una caravana desde el municipio de Monte San Juan hasta Cojutepeque para pedir ayuda a las autoridades para encontrarlo.