A veces, del dolor más profundo se abren nuevos caminos. Deisy Patricia Gómez, 37 años, es licenciada en Educación y trabaja como maestra, pero decidió ocupar el arte para salir de la tristeza en la que se encontraba en junio pasado, a raíz del deceso de sus padres Ana Deisy Flores de Gómez, de 68 años, y Héctor Gómez Herrera, de 92 años.
“Ella padecía de cirrosis hepática y le produjo un paro respiratorio, nos tocó ir al hospital nacional. En el lugar nos pidieron enterrarla con protocolo COVID, pero después de muchos problemas se logró cremar a mi madre. A los dos días de fallecida murió mi papá de un paro cardiaco. Al final logramos enterrarlos juntos de una manera normal”, relata Deisy.
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Todavía de luto, Deisy encargó un día unas gallinitas de barro a una persona mediante la red social Facebook. Decidió pintarlas a su estilo, y esto gustó tanto a sus familiares que le encargaron otras piezas. El arte comenzaba a convertirse en terapia, y la terapia en una oportunidad.
“Pinté seis gallinitas y subí la foto al Facebook, sin la idea del negocio, pero la gente empezó a preguntar si las vendía y decidí hacerlo para estar ocupada y evitar deprimirme”, cuenta. A partir de agosto y a la fecha, Deisy considera que se han vendido unas 100 gallinitas de barro. “Alguien las describió como gallinas coquetas y le ha gustado mucho a la gente”, agrega.
El negocio tomó forma. La Casa de los Abuelos es ahora una tienda de artesanías ubicada sobre la calle principal de la colonia Milagro de La Paz, en San Miguel. Abrió sus puertas cuando muchos negocios formalmente establecidos decidieron recortar personal, o en un peor momento cerrarlos, debido a los problemas financieros ocasionados por el confinamiento a causa de la pandemia.
La sala de la casa de los esposos Gómez Flores ahora se ha convertido en una sala de venta de artesanía especializada en barro negro de Guatajiagua, Morazán, donde también se pueden encontrar diversidad de artículos elaborados en arcilla o madera provenientes de diversos puntos del país.
“Todos los seres humanos tenemos necesidades no solo económicas, a veces se tienen necesidades espirituales, emocionales. En mi caso, tengo un trabajo y tengo a Dios, pero tenía una necesidad emocional y hoy siento que me ayudó a cubrir esa necesidad y tener un ingreso extra” comenta Daisy, quien anima a los emprendedores a atreverse, y agradece a sus hermanos por el apoyo recibido.