El director de la Policía, Howard Cotto, aseguró ayer que la inspección preliminar hecha al cuerpo de Camila P., una niña de 11 años que murió en el ataque armado contra su tío en el cantón Entre Ríos, de Colón, La Libertad; reveló que no tenía lesiones de bala.
“No lo puedo confirmar hasta que el dictamen de Medicina Legal no se emita, pero hasta hoy no se encuentran en la niña, signos de haber fallecido producto de arma de fuego, entonces será la autopsia la que determine en qué circunstancias ella fue asesinada en ese mismo lugar”, dijo Cotto, quien agregó que el ataque contra José Mario Melgar Hernández, tío de la menor, pudo derivarse por su vinculación con una pandilla.
“Muy probablemente, no lo podemos confirmar, por su antecedente de vinculación a pandillas”, dijo Cotto. El director detalló que Melgar “está en nuestros registros, aparece como una persona vinculada a la pandilla MS”.
Las autoridades policiales aún no tienen un móvil claro del doble crimen ni tampoco pistas de los atacantes.
El hecho se produjo en la colonia El Pital del cantón Entre Ríos, una zona con mucha presencia de mareros.
“Era una criatura inocente”
Camila P., recién había estado con una de sus abuelas y luego se fue para la casa de su tío Melgar Hernández, según sus familiares.
Al llegar, se sentó junto a Melgar Hernández, a quien también le acompañaba una hija. Los tres permanecieron sentados por varios minutos afuera de la casa de Melgar, detalló la Policía.
De repente, la hija de Melgar se fue porque dijo que iría a bañarse a su casa. Unos minutos habían transcurrido desde que la otra niña se había retirado, cuando dos hombres en una motocicleta atacaron a balazos a Melgar Hernández, quien murió de inmediato.
En el ataque también murió Camila P., cuyo cuerpo quedó sobre el cadáver de su tío.
Vecinos dijeron que el ataque se produjo a las 5:30 de la tarde del miércoles. La mayoría de ellos escucharon no menos de cinco detonaciones.
“Dos niñas hubieran sido las víctimas”, dijo una vecina al lamentar la muerte de Camila.
Ella y su prima eran inseparables. Jugaban juntas cuando no iban a la escuela, según familiares.
Los residentes de la colonia estaban tan consternados por el crimen de la niña que pidieron un severo castigo para los asesinos.
“Qué culpa tenía la niña. Era una criatura inocente que no le haría daño a nadie”, dijo una vecina.
Camila estudiaba cuarto grado en el centro escolar de la colonia; mientras que Melgar se ganaba el sustento diario con las ventas de una tienda.
Residentes aseguraron que la zona es bien tranquila y que era el primer hecho violento que se registraba en muchos años.