La MS acribilló a un policía y a su hija de cuatro años en venganza por la muerte de dos pandilleros

El Smayer, El Chele Mainor, El Joly, El Tembeleque y El Wila enfrentarán hoy el juicio o vista pública por asesinar a cuatro personas, incluyendo a un policía y su hija de cuatro años. El Joly, cabecilla del grupo, fue quien acribilló a la niña, según contó un marero a fiscales.

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La masacre del agente y su familia se registró el 3 de noviembre del 2017, cuando las víctimas salían de su casa situada en el cantón El Cerro, en Coatepeque, Santa Ana. Foto EDH / archivo

Por Jorge Beltrán

2019-03-27 9:59:55

Walter Antonio Guardado era policía pero también era dueño de una tienda en el cantón El Cerro, municipio de Coatepeque, donde residía con su mujer y su hija de cuatro años. A la tienda de Walter llegaban mareros de la clica Normandi Locos Salvatruchas. Llegaban más que todo porque el policía vendía cervezas y tenía máquinas tragaperras.

El policía les daba cervezas a los pandilleros cuando estos se las pedían fiadas o simplemente le decían que “los alivianara” con tal cantidad de cervezas.  En comunidades bajo control de pandillas, muchos dueños de tiendas son obligados a “colaborar” con los pandilleros aportándoles alimentos o cualquier otra especie que la piden fiada o regalada, directamente. En el primer caso, la cuenta crece pero nunca pagan.

Casi un mes antes de la masacre, los principales pandilleros del lugar le dieron la misión a uno de sus colaboradores de que “posteara” (vigilara) los movimientos del policía. Incluso, los pandilleros que se encargarían de asesinarlo, llegaron varias veces a la tienda de Walter Guardado para cerciorarse de los movimientos del agente.

Por aquellos días, Guardado estaba convaleciente de un accidente que había tenido en una pierna, por lo cual estaba incapacitado en su casa.

La Fiscalía y Policía lograron atrapar a los supuestos responsables de esa masacre (cuatro víctimas) porque lograron capturar al colaborador pandillero a quien el grupo criminal le ordenó vigilar al agente Guardado, según el proceso judicial.

Walter Antonio Guardado Alfaro, policía asesinado en Coatepeque el 1 de noviembre de 2017.

Casi de inmediato le ofrecieron beneficios judiciales a cambio de que colaborara en la investigación. Ha sido ese testigo quien ha narrado todos los detalles previos y durante la ejecución de cuatro personas: Walter Antonio Guardado Alfaro (policía), Maritza Ivón Varela de Guardado (esposa del policía), Adriana Gisel Guardado Varela, de 4 años, (hija de Walter y Maritza), y David Esaú Joya Ruiz, residente en el mismo cantón y amigo del policía.

Este jueves el Juzgado Especializado de Sentencia de Santa Ana realizará la vista pública (juicio) contra todos los responsables de ese múltiple crimen que están capturados. La principal prueba con que cuenta la Fiscalía es la declaración de quien vigiló al policía y participó en el hecho, aunque no disparó a ninguna de las víctimas.

Según la declaración de ese pandillero, al policía lo asesinaron porque la pandilla sospechó que por su culpa habían matado a dos pandilleros de esa misma clica: al Malilla y al Chino. Habría que matar al Garrobo (así le decían al policía) por estar “cagándoles el palo”, expresión que en la jerga de ese grupo criminal significa, ponerles el dedo o pasar informes a las autoridades.

Sin embargo, los pandilleros no solo mataron al policía, sino a tres personas que se conducían en el mismo vehículo que el agente policial.

De acuerdo a la declaración del criminal con beneficios penales, el policía fue interceptado cuando se conducía en un pick up de su propiedad, junto a su esposa, hija y un amigo.

El carro fue interceptado a poco de salir de la casa. Primero bajaron al policía a quien amarraron y luego condujeron hacia el lugar donde habían designado para matarlo. Luego hicieron que Maritza condujera el automotor hacia otro lugar, no muy distante, donde serían acribillados.

A pesar de que desde el momento en que fue interceptado, los pandilleros le dijeron al policía que lo matarían, este no opuso resistencia y tampoco intentó escapar.

El testigo criteriado asegura que Guardado, solo les suplicó que no fueran a hacerle daño a su familia. Los pandilleros no le respondieron nada.

A los pocos minutos de haber sido separado de su esposo, Maritza escuchó varios disparos. El testigo asegura que la mujer se echó a llorar y dijo: “Ay, Dios mío”. A los pocos minutos aparecieron el Chele Maynor y el Smayer. El primero dijo que no había que dejar testigos, que tenían que matar a todos.

Al escuchar eso, Maritza, la esposa del policía se echó a llorar y trató de llegar hasta la puerta del pick up donde estaba su hija y David, apodado el Mico. Fue entonces cuando el Chele Maynor le pegó el primer balazo; luego también disparó el Smayer.

El Willa o Ruleta le sugirió al Joly (cabecilla) que a la niña no la mataran. Pero éste le respondió con un insulto y le dijo que no tenían que dejar evidencias ni testigos. En ese mismo instante comenzó a dispararle a la niña y a David.

Así fue como la clica Normandi vengó la muerte del Malilla y del Chino: asesinando sin piedad a una niña de cuatro años, a la madre de esta y a un joven que nada más era amigo del policía de quien los pandilleros creyeron que tenía parte de responsabilidad en la muerte de sus dos compinches.

En 2017, la Policía Nacional Civil registró la muerte de 45 agentes. Uno de los años con más bajas en la década. Foto EDH / archivo