Explotadores guatemaltecos solo daban dos tiempos de comida a sus víctimas

Los vendedores, además de dar un trozo de piña como “prueba”, suplicaban a las personas a que les compraran

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Las 43 personas de nacionalidad guatemalteca eran obligadas a trabajar sin recibir alguna remuneración en San Miguel. Foto/ @FGR_SV

Por Insy Mendoza

2019-03-11 9:00:11

Además de dar trozos de piña como prueba otra de las características que tenían los 43 guatemaltecos rescatados en San Miguel, de las personas que los explotaban vendiendo piña, es que tanto adultos como los menores de edad les decían a los clientes que por favor les comparan porque tenían que cumplir con una meta que les exigía “el patrón”, y que sino lograban vender no les darían de comer.

Según la Policía, aunque algunos tenían semanas de estar vendiendo ese producto, no les habían pagado, por el contrario eran amenazados con reportarlos ante Migración, y solo les daban dos tiempos de comida, a pesar que los presuntos tratantes de personas les exigían vender a cada persona, 50 dólares diarios de piña.

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En las declaraciones que rindieron las víctimas a las autoridades, detallan que a las 3:30 de la madrugada tenían que levantarse a bañarse y alistarse porque a las 4:00 am tenían que salir a los sitios donde les asignaban, la hora de regreso dependía si cumplían con la meta de ventas.

La policía les incautó a los detenidos cinco pickups, en los que movilizaban la mercadería y a los vendedores.
Desde el segundo semestre del año pasado, estos vendedores de piñas se establecieron en San Miguel, ya normal verlos ofrecer sus productos en la avenida Roosevelt y en la carretera Ruta Militar, en la salida a Santa Rosa de Lima, kilómetro 18. Además en la carretera El Litoral, en desvío El Delirio de San Miguel.

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Pero este año, los dos capturados -Edwin Arnoldo y Edgar Francisco, ambos Juárez García- expandieron la red de vendedores a La Unión, donde se ubicaban frente al Cementerio General, y en Santa Rosa de Lima, donde andaban en las calles de colonias y barrios. En algunos casos apilaban las piñas en sitios estratégicos y ahí permanecía un vendedor todo el día.